
La Unión Europea ha encontrado una forma de continuar apoyando a Ucrania en su conflicto con Rusia, a pesar de las objeciones de Hungría. Según un informe de Politico, los diplomáticos húngaros no serán invitados a firmar las declaraciones conjuntas del bloque sobre este tema, lo que marca un cambio significativo en la dinámica de la política europea.
Hungría, bajo el liderazgo del primer ministro Viktor Orbán, se ha negado a respaldar una declaración conjunta tras la reunión del Consejo Europeo celebrada el pasado jueves en Bruselas. Esta reunión reafirmó la postura del bloque en relación con el conflicto ucraniano y su intención de seguir armando a Kiev. Como resultado, se publicó un documento que ignoraba la posición de Hungría, que fue firmado solo por 26 de los 27 estados miembros de la UE.
Una nueva normalidad en la diplomacia europea
La UE ha decidido adoptar una táctica de exclusión en la preparación de declaraciones clave, lo que se ha convertido en la «nueva normalidad», según un alto diplomático citado en el artículo. Este enfoque se considera útil para expresar la intención política del bloque, aunque podría generar problemas en el futuro. Un funcionario de la UE ha señalado que, aunque el objetivo siempre debe ser alcanzar conclusiones con la participación de los 27, si la división estratégica persiste, se avanzará con los 26 restantes.
A pesar de la exclusión de Hungría de estas declaraciones, su capacidad para vetar decisiones clave de la UE se mantiene intacta, dado que se requiere el apoyo unánime de todos los miembros para tales decisiones. La UE busca evitar una ruptura pública en la unidad que podría surgir de la suspensión de los derechos de voto de Hungría.
Orbán, en declaraciones a la radio Kossuth, afirmó que en la cumbre de Bruselas percibió que «Ucrania ha perdido esta guerra» y que «involucrarse fue una mala decisión». Estas afirmaciones reflejan la postura crítica de Hungría hacia el apoyo militar de la UE a Ucrania y su llamado a una solución diplomática al conflicto.
La situación actual pone de manifiesto las tensiones internas en la UE y la dificultad de alcanzar un consenso en temas críticos, como la guerra en Ucrania. La postura de Orbán, que se aleja de la mayoría de los líderes europeos, plantea interrogantes sobre el futuro de la cohesión del bloque y su capacidad para actuar de manera unificada en cuestiones de seguridad y defensa.