El Departamento del Tesoro de Estados Unidos se encuentra en la fase de planificación de una reducción significativa de su plantilla, en el marco de los esfuerzos impulsados por Elon Musk para disminuir el tamaño del gobierno federal. Esta información ha surgido a partir de un documento judicial que revela las intenciones del departamento en relación a los despidos.
Trevor Norris, asistente del secretario del Tesoro en recursos humanos, ha declarado que los despidos se llevarán a cabo como parte de las iniciativas del Departamento de Eficiencia Gubernamental para recortar el número de empleados federales. Actualmente, el Tesoro cuenta con más de 100,000 empleados, lo que hace que la magnitud de estas reducciones sea particularmente notable.
En su declaración jurada, Norris ha indicado que los planes se adaptarán a cada una de las oficinas del departamento y, en muchos casos, requerirán la separación de un número considerable de empleados a través de reducciones de fuerza (RIFs). Este enfoque se alinea con la retórica del actual gobierno, que ha promovido la eficiencia como un objetivo prioritario, especialmente tras las expansivas contrataciones que caracterizaron la era Biden.
Controversia Judicial y Reacciones
La situación se complica por la intervención del estado de Maryland, que ha presentado una queja buscando detener los despidos. En los últimos días, tres jueces han emitido órdenes de restricción que han puesto en pausa las iniciativas del Departamento del Tesoro para avanzar con estas reducciones. Desde la oficina de prensa del Tesoro, se ha afirmado que se están considerando diversas medidas para mejorar la eficiencia, las cuales incluyen una revisión de las contrataciones excesivas de la administración anterior y la consolidación de funciones de apoyo crítico.
Es importante notar que, aunque se habla de un impulso hacia la eficiencia y la reducción de gastos, el contexto de estas medidas puede ser percibido de manera diferente dependiendo de la perspectiva política. Mientras que algunos ven en estas acciones una necesaria reestructuración, otros pueden interpretarlas como un ataque frontal a los derechos laborales y a la estabilidad de los empleados públicos.
Esta narrativa resulta relevante en un momento donde los debates sobre el papel del Estado y la eficacia del gasto público son más cruciales que nunca. La tendencia hacia la reducción de personal en instituciones gubernamentales puede ser vista como parte de un movimiento global que, en ciertos contextos, busca implementar modelos de gobernanza más ajustados y eficientes, aunque no exentos de controversia y resistencia.
