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Los entrenadores personales: trabajadores sin salario que sufren como siervos medievales

In Sin categoría
marzo 29, 2025

Un reciente estudio ha revelado que los entrenadores personales están sufriendo problemas de salud, como dolores de cabeza y trastornos del sueño, debido a las exigencias laborales que enfrentan en su día a día. Lejos de la imagen glamorosa y bien remunerada que se asocia a esta profesión, la realidad para muchos de estos profesionales es muy diferente, asemejándose a la situación de los siervos medievales.

La investigación, llevada a cabo por un equipo de académicos de Canadá, Reino Unido y Australia, analizó a 74 entrenadores freelance en 40 ciudades británicas, además de realizar entrevistas y observaciones en un gimnasio de Gales del Sur. Publicada en la revista Sociología, la investigación destaca cómo el modelo de autoempleo ha evolucionado en esta industria, generando un ambiente de competencia y precariedad.

Condiciones laborales precarias

Según los hallazgos del estudio, la principal vía para que los entrenadores personales autónomos consigan clientes es a través de su presencia en gimnasios, donde a menudo deben pagar por el uso de las instalaciones o realizar horas de trabajo no remunerado, como limpieza y atención al cliente. Entre 2006 y 2019, el número de entrenadores personales en autoempleo se incrementó en más de un 400%, mientras que los contratos laborales seguros apenas mostraron crecimiento.

Este aumento de profesionales en el sector ha generado una competencia feroz que, según el estudio, ha impactado negativamente en el bienestar de estos trabajadores. El 50% de los encuestados admitió sufrir fatiga, más del 40% reportó problemas de sueño y estrés, y un 20% experimentó dolores de cabeza. Además, un 29% de los entrenadores trabaja más de 51 horas a la semana, con algunos superando las 61 horas.

Los investigadores comentan que la situación es comparable a la de un siervo que arrenda tierras y trabaja para su señor feudal. Los entrenadores deben pagar un alquiler y realizar tareas para el gimnasio para poder llevar a cabo su actividad profesional. Esta dinámica no solo beneficia a las instalaciones, que reducen sus costos laborales, sino que también perpetúa la precariedad entre los entrenadores personales.

Durante las entrevistas, muchos entrenadores expresaron que es habitual trabajar seis o incluso siete días a la semana, con horarios que van desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche. La presión por atraer y retener clientes se traduce en largas jornadas laborales, a menudo sin descanso adecuado, lo que propicia un entorno de agotamiento y estrés.

Algunos entrenadores señalaron que el acceso a la profesión es demasiado fácil, lo que ha llevado a una devaluación del servicio. Como resultado, entrenadores recién cualificados y sin experiencia compiten en precios bajos, lo que dificulta que profesionales más cualificados puedan cobrar tarifas justas por su trabajo.

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Diario obrero y republicano fundado el 14 de Abril de 2006.