
Durante casi 15 años, la información sobre el estado de la población de los grandes carnívoros de Uganda, incluyendo los que habitan en su mayor parque nacional, Murchison Falls, ha sido escasa. Estas especies son fundamentales para la economía turística en crecimiento del país, que alberga a los famosos leones trepadores de árboles, muy buscados por los visitantes debido a este comportamiento único. Juntos, los leones y los leopardos generan decenas de miles de dólares anualmente a través de actividades relacionadas con los safaris.
La vigilancia de estas especies es crucial, ya que la falta de monitoreo puede llevar a su desaparición en pocos años, como ocurrió con los tigres en la reserva de tigres de Sariska, en India. Sin embargo, muchos profesionales del ámbito de la conservación desaconsejan el monitoreo, argumentando que un enfoque de «contabilidad» ignora los esfuerzos y recursos que realmente salvan a los animales. Además, sostienen que es una tarea complicada de llevar a cabo a gran escala, especialmente para animales naturalmente esquivos, con grandes rangos de movimiento y en números muy reducidos.
Una nueva estrategia para la conservación
En este contexto, nuestros recientes estudios en Murchison Falls y en seis áreas protegidas del país han buscado abordar el problema mediante la colaboración de expertos locales e internacionales que viven y trabajan en Uganda. Junto con el equipo de investigación y monitoreo de la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda, nos propusimos identificar y unir a científicos independientes, guardabosques gubernamentales, estudiantes universitarios, propietarios de lodges y gestores de conservación en los principales parques de sabana del país.
El objetivo era cubrir más terreno mediante la colaboración entre personas y organizaciones que normalmente no trabajan juntas. Este enfoque permitió que muchos de estos individuos, por primera vez, se familiarizaran con la ciencia y las habilidades de campo necesarias para construir programas de monitoreo robustos y a largo plazo para la fauna amenazada.
El resultado ha sido el conteo más grande y completo de leones africanos, leopardos y hienas manchadas. Los hallazgos revelaron que las hienas manchadas están en mejor estado de lo que se esperaba, mientras que los leones presentan una preocupante disminución, lo que indica hacia dónde deben dirigirse los esfuerzos de conservación.
La colaboración fue clave: más de 100 colaboradores, tanto ugandeses como internacionales, participaron en la encuesta, recorriendo más de 26,000 km y registrando 7,516 noches de cámaras trampa en 232 ubicaciones a lo largo de un año. Este enfoque científico se centró en lograr los conteos más precisos posibles de los carnívoros, identificando las principales deficiencias de encuestas anteriores, como el conteo doble de animales y la falta de estimaciones locales.
Los resultados fueron desalentadores en algunas áreas, pero también ofrecieron destellos de esperanza. En Murchison Falls, se estimó que quedan aproximadamente 240 leones en un área de 3,200 km², la cifra más alta en Uganda. Sin embargo, en el Parque Nacional Queen Elizabeth, famoso por sus leones trepadores, se observó una alarmante disminución de más del 40%, con solo 39 individuos restantes en 2,400 km² desde la última encuesta en 2018. En Kidepo Valley, la estimación más reciente indica apenas 12 leones, en contraste con los 132 de hace 15 años.
Por otro lado, los leopardos mantienen densidades altas en áreas seleccionadas, mientras que las hienas manchadas han demostrado ser mucho más resilientes, con densidades que oscilan entre 6.15 y 45.31 individuos por cada 100 km² en los sitios encuestados. En Queen Elizabeth, sus números podrían estar aumentando a medida que las poblaciones de leones disminuyen, posiblemente debido a la reducción de competencia y la presión de la caza furtiva que afecta a los leones.
Estos hallazgos subrayan la necesidad urgente de intervenciones de conservación específicas, especialmente para los leones en las poblaciones en declive de Uganda. La estrategia adoptada no solo compartió la carga de la recolección de datos, sino que también brindó a las personas la oportunidad de participar en la ciencia de la vida silvestre. Para muchos de los nuevos conservacionistas en el país, esta fue su primera oportunidad de ser coautores de un artículo científico, un aspecto cada vez más importante en las solicitudes de programas de posgrado.