
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha afirmado que no tiene intención de despedir a ningún miembro de su administración tras la filtración de conversaciones confidenciales en la aplicación de mensajería encriptada Signal. Este incidente ha suscitado un intenso debate sobre la seguridad y la transparencia en el gobierno estadounidense.
Según un artículo publicado por la revista The Atlantic, se revelaron conversaciones entre altos funcionarios, incluyendo al vicepresidente J.D. Vance, el secretario de Defensa Pete Hegseth, el director de la CIA John Ratcliffe y la directora de Inteligencia Nacional Tulsi Gabbard. Estas discusiones giraban en torno a operaciones militares de Estados Unidos contra los combatientes hutíes en Yemen.
El autor del artículo, Jeffrey Goldberg, aseguró haber obtenido acceso a un chat titulado ‘Houthi PC small group’ gracias a que el asesor de seguridad nacional Mike Waltz lo añadió a la conversación. Este hecho ha generado preocupación sobre la filtración de información sensible y la posible falta de control dentro de la administración Trump.
Reacciones en la Casa Blanca
Ante la posibilidad de que Waltz y Hegseth enfrenten consecuencias por la filtración, Trump declaró: “No despido a la gente por noticias falsas y por cacerías de brujas”. A pesar de que algunos miembros de su equipo, incluido Vance, sugirieron que Waltz debería ser despedido, el presidente decidió mantenerlo en su puesto. Fuentes cercanas a la Casa Blanca indicaron que Trump consideró que su asesor “cometió un error”, pero no quería dar una victoria a los medios liberales ni a los demócratas.
El portavoz de Waltz, Brian Hughes, rechazó las afirmaciones sobre la posible destitución, calificándolas de “chismes de personas que carecen de la integridad para poner sus nombres”. Además, subrayó que el asesor de seguridad nacional “sirve a placer del presidente Trump” y sigue contando con su apoyo.
El viernes, Waltz acompañó a Vance en una visita a Groenlandia, donde el vicepresidente desestimó las especulaciones sobre tensiones en la administración y defendió al equipo de seguridad nacional. Esta situación pone de relieve no solo las dinámicas internas del gobierno de Trump, sino también la creciente presión mediática sobre su gestión y la forma en que maneja las crisis de comunicación.