
El laboratorio CERN de Europa ha anunciado que no existen obstáculos técnicos para la construcción del Future Circular Collider (FCC), un ambicioso proyecto que podría convertirse en el mayor colisionador de partículas del mundo. Con un costo estimado de 15.000 millones de francos suizos (aproximadamente 17.000 millones de dólares), la iniciativa ha suscitado tanto entusiasmo como controversia.
Fabiola Gianotti, directora del CERN, enfatizó la importancia del FCC para mantener la posición de Europa como líder en física fundamental, advirtiendo sobre la competencia que representa China en este campo. En sus declaraciones a la AFP, Gianotti instó a los estados miembros a liberar los fondos necesarios para avanzar con el proyecto, que se desarrollará en un túnel circular de casi 91 kilómetros de longitud, que cruzará la frontera franco-suiza.
Un futuro incierto para la investigación científica
La construcción del FCC está prevista para comenzar tras la conclusión del actual colisionador de hadrones, el LHC, que se espera que finalice su actividad en 2041. Desde su inauguración, el LHC ha logrado hitos significativos, como la confirmación de la existencia del bosón de Higgs, un avance que ha ampliado nuestra comprensión sobre cómo los partículas adquieren masa.
A pesar de los logros del LHC, algunos científicos y miembros de la comunidad local han expresado su preocupación. Olivier Cepas, un físico del Instituto Neel, argumenta que los costos, tanto financieros como ecológicos, son desmesurados y sugiere que se debería priorizar la financiación de proyectos más pequeños y menos costosos.
La controversia se extiende más allá de la comunidad científica. En las regiones cercanas al futuro sitio del FCC, algunos agricultores y residentes temen por el impacto que el colisionador tendrá en sus vidas. Thierry Perrillat, un agricultor francés, ha manifestado su preocupación al afirmar que el proyecto podría despojarle de cinco hectáreas de su tierra. Estos temores han llevado a la creación de grupos de oposición, como el colectivo CO-CERNes, que busca informar a la población sobre las posibles consecuencias del FCC.
En medio de este debate, las autoridades locales presentan argumentos a favor del proyecto. Daniel Raphoz, alcalde de Ferney-Voltaire, sostiene que el FCC podría generar empleo y utilizar el excedente de energía de CERN para calentar la ciudad. Sin embargo, la incertidumbre sobre los beneficios tangibles del proyecto persiste, mientras algunos residentes se sienten «atónitos» al enterarse de los planes de construcción.
Con el tiempo corriendo y una decisión crítica que debe tomarse para 2028 por parte de los estados miembros de CERN, el futuro del FCC sigue siendo incierto. A medida que el debate avanza, la comunidad científica y la sociedad en general deberán sopesar los riesgos y beneficios de una inversión monumental en la investigación de partículas.