
Los astronautas de la NASA, Butch Wilmore y Suni Williams, han compartido sus reflexiones tras regresar de una prolongada estancia en la Estación Espacial Internacional (EEI), donde pasaron más de nueve meses, superando con creces los 286 días inicialmente planificados. En una rueda de prensa celebrada en el Centro Espacial Johnson de Houston, ambos astronautas expresaron su disposición a volver a volar en la cápsula Starliner de Boeing, a pesar de los serios problemas que surgieron durante su misión.
Wilmore asumió parte de la responsabilidad por los fallos que experimentó el vuelo de prueba de Boeing, señalando que podría haber realizado preguntas que quizás habrían cambiado el rumbo de la misión. «Todos somos responsables. Todos compartimos esta carga», afirmó ante los medios. Williams, por su parte, defendió las capacidades de Starliner, subrayando su deseo de que el proyecto tenga éxito.
Un regreso marcado por el desafío
La misión de Wilmore y Williams se complicó significativamente cuando los ingenieros de la NASA decidieron que la Starliner no era segura para el regreso de los astronautas, lo que condujo a su traslado a una cápsula de SpaceX para su retorno a la Tierra. Durante su estancia, los astronautas tuvieron que intervenir en varias ocasiones debido a fallas en los propulsores de la cápsula, que incluyeron una fuga de helio. Esta situación llevó a una extensión de su misión, que fue finalmente concluida con un exitoso aterrizaje el 18 de marzo de 2025.
El presidente Donald Trump también se vio involucrado en la situación, instando a Elon Musk, CEO de SpaceX, a acelerar el proceso de regreso de los astronautas. La administración de la NASA ha indicado que aún no comprenden completamente las razones detrás de los problemas técnicos de la Starliner, y se realizarán más pruebas durante el verano. Wilmore destacó que, si se resuelven los problemas de los propulsores, «Starliner está lista para volar».
A pesar de los contratiempos, la NASA mantiene su confianza en el enfoque de contar con dos empresas estadounidenses que proporcionen servicios de transporte a la EEI. Sin embargo, el tiempo es limitado, ya que se prevé que la estación sea desmantelada en cinco años, dando paso a laboratorios operados por el sector privado en órbita.