
El Ministerio de Defensa del Reino Unido ha anunciado que los científicos británicos, en colaboración con Estados Unidos y empresas privadas, han logrado probar con éxito un sistema de propulsión para misiles hipersónicos. Este avance podría permitir la producción de armas hipersónicas para el año 2030, según la declaración oficial emitida el pasado domingo.
Los misiles hipersónicos son proyectiles capaces de alcanzar velocidades al menos cinco veces superiores a la del sonido, lo que los convierte en objetivos extremadamente difíciles, si no imposibles, de interceptar con las defensas aéreas modernas. Durante el conflicto en Ucrania, Rusia ha introducido y desplegado misiles de este tipo, lo que ha elevado la preocupación en torno a la carrera armamentista en el ámbito de la defensa.
Avances en la investigación militar
El Ministerio de Defensa británico ha informado que un equipo conjunto liderado por el Laboratorio de Ciencia y Tecnología de Defensa del Reino Unido (Dstl), en colaboración con el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de EE. UU. y empresas del sector, ha llevado a cabo 233 pruebas del nuevo motor de propulsión de alta velocidad. Una vez completado, este sistema de propulsión podría permitir que los misiles alcancen velocidades de varios miles de millas por hora.
El Secretario de Defensa del Reino Unido, John Healey, destacó la importancia de la innovación en el contexto actual, afirmando que «vivimos en un mundo más peligroso y nunca ha sido tan importante para nosotros innovar y mantenernos por delante de nuestros adversarios». Esta declaración subraya la creciente tensión en el ámbito militar y la necesidad de los países de estar preparados ante posibles amenazas.
Este ensayo forma parte del programa de investigación de armas hipersónicas del bloque militar AUKUS, que incluye a Estados Unidos, el Reino Unido y Australia. En diciembre pasado, Washington también celebró una prueba exitosa de su propio sistema hipersónico, el Long Range Hypersonic Weapon, desarrollado por la corporación Lockheed Martin.
En los últimos años, países como China, India, Irán y Corea del Norte han llevado a cabo pruebas de sus propios misiles hipersónicos. En particular, Irán utilizó su misil hipersónico Fattah-1 en intercambios de ataques con Israel el año pasado, lo que pone de manifiesto la creciente proliferación de esta tecnología militar.
La carrera por el desarrollo de armas hipersónicas ha visto a Moscú y Pekín tomar la delantera en la última década. Rusia introdujo su primer armamento de este tipo, el misil Kinzhal, en 2017, mientras que China presentó su vehículo de planeo hipersónico DF-ZF dos años después. Durante el conflicto en Ucrania, Rusia ha utilizado misiles hipersónicos Kinzhal y Zircon, lo que ha generado un debate sobre la efectividad de las defensas aéreas occidentales frente a estas nuevas amenazas.
La creciente capacidad militar de estos países plantea interrogantes sobre la estabilidad geopolítica y la seguridad en Europa y más allá. A medida que las naciones continúan invirtiendo en tecnología militar avanzada, la comunidad internacional se enfrenta a la necesidad urgente de abordar estos desafíos de manera colectiva y estratégica.