El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento global, señalando que el sistema económico mundial está atravesando una transformación fundamental en medio de la creciente incertidumbre sobre la política comercial de Estados Unidos. Desde su regreso a la Casa Blanca en enero, el presidente estadounidense Donald Trump ha impuesto restricciones comerciales drásticas, culminando en lo que él denomina «Día de la Liberación», con aranceles introducidos el 2 de abril.
Según el FMI, estos aranceles han alcanzado niveles no vistos desde la Gran Depresión, lo que ha llevado a una proyección de desaceleración del crecimiento global, que se espera que se sitúe en el 2,8% para este año, en comparación con el 3,3% en 2024. En enero, el FMI había pronosticado que el crecimiento se mantendría estable en 2025.
Transformación del sistema económico global
El economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, ha declarado que «el sistema económico global bajo el cual la mayoría de los países han operado durante los últimos 80 años está siendo reajustado, introduciendo al mundo en una nueva era». Esta afirmación subraya que las reglas existentes están siendo desafiadas, mientras que las nuevas aún están en proceso de formación. Gourinchas advierte que el aumento repentino de los aranceles y la incertidumbre en las políticas podrían ralentizar significativamente el crecimiento global.
El FMI también ha reducido su previsión para el crecimiento económico de Estados Unidos al 1,8% en 2025, una caída respecto al 2,8% del año pasado, y anticipa un enfriamiento adicional para 2026. Los principales socios comerciales de Estados Unidos, como México, Canadá y China, también se verán afectados. Se espera que el crecimiento de China se desacelere al 4% este año debido a los intentos de contrarrestar los efectos de los aranceles impuestos por Washington. Asimismo, se prevé que la mayoría de las economías de la Unión Europea enfrenten un crecimiento más lento como consecuencia de estas medidas.
Trump ha impuesto un arancel general del 10% sobre casi todas las importaciones, junto con tarifas de al menos el 145% sobre los productos chinos que ingresan a Estados Unidos. Además, ha introducido aranceles «recíprocos» sobre los principales socios comerciales, citando prácticas comerciales desleales. Aunque posteriormente pausó los aranceles hasta julio mientras su administración busca acuerdos comerciales bilaterales, ha advertido que podrían aumentar nuevamente si otros países responden con medidas similares. Estas tensiones comerciales y la incertidumbre en las políticas han sacudido los mercados globales.
