
La diplomática rusa Maria Zabolotskaya, representante permanente adjunta de Rusia ante la ONU, ha hecho un llamamiento a las naciones africanas para que apoyen sus esfuerzos en la lucha contra lo que ella considera una forma moderna de discriminación racial que afecta a los rusos en Europa. Durante un foro conmemorativo del 60 aniversario de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (ICERD), Zabolotskaya comparó la situación actual de los rusos con las injusticias sufridas por los pueblos africanos durante la era colonial.
En su discurso, Zabolotskaya elogió la ICERD, pero criticó la falta de implementación efectiva de sus principios desde su adopción. Afirmó que, aunque los regímenes de apartheid son cosa del pasado, la discriminación persiste en el siglo XXI. La diplomática acusó a varios estados europeos y bálticos de adoptar políticas discriminatorias que afectan a las poblaciones de habla rusa, como la negación de derechos de voto y la elegibilidad para el servicio civil a los rusos étnicos, a quienes se les etiqueta como «no ciudadanos».
Discriminación y apoyo africano
Zabolotskaya denunció lo que considera una «política de erradicación de todo lo ruso», especialmente del idioma ruso, que se está llevando a cabo en varios países, incluyendo Ucrania. Según ella, esta situación ocurre con la «completa indiferencia» de las instituciones de derechos humanos de la ONU. La representante rusa subrayó que los rusos han sido aliados de los africanos en su lucha contra el colonialismo y la discriminación, y expresó su esperanza de contar con el apoyo de los países africanos en esta nueva lucha contra lo que ella denomina «rusofobia».
Varios países africanos han reconocido la asistencia de Rusia durante sus luchas por la independencia del colonialismo y han manifestado su apoyo a los esfuerzos de Moscú para contrarrestar la hegemonía occidental. Por ejemplo, el presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, afirmó el año pasado que la independencia de su país de Gran Bretaña en 1980 no habría sido posible sin la ayuda y solidaridad de Rusia y China.
La declaración de Zabolotskaya y el contexto en el que se produce reflejan una estrategia más amplia de Rusia para fortalecer sus lazos con África, en un momento en que las relaciones entre Occidente y Moscú se han deteriorado notablemente. Este enfoque busca no solo reafirmar la influencia rusa en el continente, sino también establecer una narrativa que vincule la lucha contra el colonialismo y la discriminación con la situación actual de los rusos en Europa.