
La observación astronómica ha revelado que algunas de las fuentes de luz más brillantes en el universo provienen de las regiones que rodean a los agujeros negros en el centro de las galaxias. Aunque a simple vista no son perceptibles, estos fenómenos han sido identificados por satélites de la NASA, como el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, que desde su lanzamiento en 2008 ha descubierto miles de estos tipos de galaxias activas.
La naturaleza de los agujeros negros y su influencia en las galaxias
Los agujeros negros son regiones del espacio con una gravedad tan intensa que nada, ni siquiera la luz, puede escapar de ellos. En la mayoría de las galaxias, se encuentran agujeros negros supermasivos en sus centros, cuya masa varía entre cientos de miles a miles de millones de veces la del Sol. En los núcleos galácticos activos (AGN, por sus siglas en inglés), el material, en forma de gas y polvo, se precipita hacia el agujero negro, generando un disco de acreción que gira a su alrededor. Este proceso provoca un aumento de temperatura en el disco, que emite luz a través de un amplio espectro electromagnético, incluyendo rayos X y rayos gamma, que requieren telescopios especializados para su detección.
Un fenómeno interesante es que aproximadamente uno de cada diez AGN emite chorros de partículas energéticas que se desplazan casi a la velocidad de la luz. Estos chorros son objeto de estudio por parte de los científicos, quienes intentan comprender cómo un agujero negro, que en teoría atrae todo a su alrededor, puede también servir de fuente de energía para impulsar estas partículas.
Los AGN se clasifican en función de su orientación desde nuestra perspectiva. Las galaxias de radio, por ejemplo, emiten estos chorros de energía que observamos lateralmente, mientras que los blazares, un tipo de AGN, dirigen sus chorros casi directamente hacia la Tierra, lo que los hace especialmente brillantes. Desde su puesta en marcha, el Telescopio Fermi ha estado recopilando datos sobre fuentes de rayos gamma, y más de la mitad de los objetos detectados han resultado ser blazares.
La importancia de estudiar estos AGN radica en su influencia sobre la evolución del universo. Se ha postulado que algunos de ellos se formaron en las etapas iniciales del cosmos, y su inmenso poder podría haber afectado significativamente la evolución del espacio-tiempo tal como lo conocemos hoy. Comprender el funcionamiento de los AGN no solo nos ofrece una ventana a la historia del universo, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la gravedad, la energía y la materia.