
El 10 de mayo de 2024, un fenómeno astronómico de gran magnitud impactó la Tierra: una tormenta geomagnética de categoría G5, la primera en más de dos décadas. Este evento, conocido como la tormenta Gannon en honor a la destacada física del clima espacial Jennifer Gannon, no provocó daños catastróficos, pero ha proporcionado valiosos aprendizajes sobre cómo prepararnos para futuros episodios similares.
La tormenta Gannon fue precedida por una reunión especial de NASA y cerca de 30 agencias gubernamentales de Estados Unidos, donde se simuló una crisis relacionada con el clima espacial. El objetivo era evaluar la capacidad de respuesta ante un evento de este tipo, pero lo que comenzó como un ejercicio teórico se transformó en una realidad inminente.
Impacto de la tormenta Gannon
Las consecuencias de la tormenta se sintieron tanto en la superficie terrestre como en el espacio. En la Tierra, algunas líneas de alta tensión se desconectaron, transformadores se sobrecalentaron y tractores guiados por GPS experimentaron desviaciones en su rumbo, lo que afectó las cosechas en el Medio Oeste de Estados Unidos. Según el profesor Terry Griffin, de la Universidad Estatal de Kansas, las granjas afectadas perdieron en promedio unos 17,000 dólares, un golpe significativo aunque no devastador.
Además, la tormenta alteró la estructura de la ionosfera y provocó un aumento en la temperatura de la termosfera, que alcanzó niveles inusuales. A medida que la atmósfera se expandía, esto generó un mayor arrastre sobre los satélites, afectando su estabilidad y operatividad. Por ejemplo, el satélite ICESat-2 entró en modo seguro y el CubeSat CIRBE sufrió una desorbitación prematura.
La tormenta también provocó auroras en lugares inusuales, como Japón, donde se reportaron auroras magentas, un fenómeno raro que fue estudiado por científicos para entender su origen. Estos cambios en el color se atribuyen a la mezcla de auroras rojas y azules, resultado de las condiciones atmosféricas alteradas durante la tormenta.
En el espacio, la tormenta geomagnética creó dos nuevas bandas temporales de partículas energéticas entre los cinturones de radiación de Van Allen que rodean la Tierra. Este hallazgo es crucial para la seguridad de las misiones espaciales, ya que estas nuevas bandas pueden representar un riesgo para los astronautas y las naves en órbita.
La tormenta Gannon no solo afectó a la Tierra, sino que también tuvo repercusiones en Marte. Mientras la región activa del Sol se alejaba, las erupciones solares comenzaron a impactar la atmósfera marciana, lo que llevó a observar auroras en el planeta rojo y a experimentar interrupciones en los instrumentos de la sonda Mars Odyssey.
Un año después del evento, los científicos continúan analizando los datos recopilados durante la tormenta Gannon. Este evento ha sido catalogado como una de las tormentas geomagnéticas mejor documentadas en la historia, y su estudio promete ofrecer nuevas lecciones sobre la naturaleza de estos fenómenos y cómo gestionar sus efectos.