
Un antiguo satélite soviético, el Kosmos 482, ha caído en el océano Índico tras más de cinco décadas en órbita terrestre, según ha informado la agencia espacial rusa Roscosmos. Este artefacto fue lanzado el 31 de marzo de 1972 como parte de un programa destinado a la exploración de Venus, aunque un fallo en su vehículo de lanzamiento impidió que escapara de la gravedad terrestre, dejándolo en una órbita elíptica.
Roscosmos ha indicado que el satélite reingresó en la atmósfera terrestre el pasado sábado por la mañana, cayendo en el océano al oeste de Yakarta, Indonesia. La trayectoria de su descenso fue monitoreada por el Sistema Automatizado de Advertencia para Situaciones Peligrosas en el Espacio Cercano a la Tierra. Afortunadamente, no se han reportado daños ni lesiones como consecuencia de este incidente.
Un legado de exploración espacial
El módulo de aterrizaje del Kosmos 482, diseñado para soportar las duras condiciones de Venus, contaba con una robusta estructura de titanio, lo que plantea la posibilidad de que algunas partes del satélite hayan sobrevivido a su reentrada. Este evento pone de relieve el legado del programa Venera de la Unión Soviética, que estuvo activo desde 1961 hasta principios de los años 80 y logró hitos significativos en la exploración planetaria. Entre sus logros más destacados se encuentra el Venera 7, que en 1970 se convirtió en la primera sonda en transmitir datos desde la superficie de otro planeta, y el Venera 9, que envió las primeras imágenes de la superficie de Venus en 1975.
En total, el programa Venera logró aterrizar múltiples sondas en Venus, proporcionando valiosa información sobre su atmósfera y condiciones superficiales. A pesar de los avances en la exploración espacial, Roscosmos ha señalado que miles de naves espaciales inactivas continúan orbitando la Tierra. En el último año, se registraron 1,981 objetos, tanto naturales como artificiales, que ingresaron a la atmósfera. La agencia ha indicado que, en promedio, cinco objetos caen a la Tierra cada día, siendo uno de cada siete de más de 500 kg. Estos eventos, a menudo visibles como «estrellas fugaces», raramente causan daños materiales y no se han reportado lesiones entre la población.