
Rochester, un refugio ante el cambio climático
En 2020, tras los devastadores incendios forestales que asolaron el sur de California, Jasmin Singer y su esposa, Moore Rhys, decidieron abandonar Los Ángeles en busca de un entorno más seguro. Optaron por mudarse al estado de Nueva York, eligiendo Rochester tras considerar otras localidades como Ithaca y Geneva. Su decisión fue influenciada por el deseo de escapar de un clima extremo y la búsqueda de políticas progresistas que combatan el cambio climático, un fenómeno que ha intensificado eventos meteorológicos adversos en muchas regiones.
Rochester, una de las primeras ciudades industriales de Estados Unidos, ha comenzado a atraer a personas que buscan escapar de los efectos devastadores del cambio climático. Ciudades como Buffalo y Duluth también han ganado notoriedad como «refugios climáticos», ya que presentan un menor riesgo de desastres naturales como sequías, huracanes o incendios forestales. Su ubicación alejada de las costas y la conexión con grandes lagos les otorgan una abundante provisión de agua, lo que les permite hacer frente a los impactos de la sequía.
A pesar de que las historias de personas que se mudan a estas ciudades por razones climáticas son cada vez más comunes, los datos sobre cambios demográficos significativos son aún limitados. Expertos como Alex de Sherbinin, del Centro de Información sobre Sistemas de Tierra Integrados de la Universidad de Columbia, señalan que, aunque se espera que el cambio climático influya en la migración en las próximas décadas, actualmente no se han detectado señales claras de un éxodo masivo hacia regiones con recursos hídricos abundantes. Sin embargo, el impacto de desastres naturales ya se está sintiendo en todo el mundo, con más de 21 millones de personas desplazadas anualmente debido a catástrofes naturales, según la Agencia de la ONU para los Refugiados.