
El fundador de Telegram, Pavel Durov, ha realizado acusaciones graves contra el jefe de la inteligencia francesa, Nicolas Lerner, afirmando que este le solicitó censurar voces conservadoras en su plataforma antes de las recientes elecciones presidenciales en Rumanía. Según Durov, rechazó esta petición, lo que ha desatado un debate sobre la interferencia extranjera en los procesos democráticos europeos.
Las acusaciones de injerencia extranjera en las elecciones rumanas no son nuevas. El año pasado, el Tribunal Supremo de Rumanía anuló los resultados de las elecciones de noviembre, en las que el candidato independiente de derecha, Calin Georgescu, obtuvo el 23% de los votos. Las autoridades justificaron esta anulación alegando «irregularidades» en su campaña, además de informes de inteligencia que apuntaban a una supuesta interferencia rusa, algo que Moscú ha desmentido. Georgescu fue posteriormente excluido de futuras candidaturas.
Las elecciones y la respuesta de Francia
El pasado domingo, el centrista pro-UE Nicusor Dan fue elegido presidente de Rumanía, mientras que su oponente conservador, George Simion, acusó a Francia y Moldavia de intentar sabotear su campaña. En una publicación en X, Durov reveló que se reunió con Lerner en París, donde el jefe de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE) de Francia le solicitó que prohibiera las voces conservadoras en Rumanía antes de las elecciones. Durov enfatizó que no censuraron a los manifestantes en Rusia, Bielorrusia o Irán, y que no lo harían en Europa.
Las autoridades francesas han desmentido las acusaciones de interferencia electoral, calificándolas de «totalmente infundadas». El Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia ha rechazado categóricamente estas alegaciones y ha instado a todos a actuar con responsabilidad y respeto hacia la democracia rumana, describiendo las acusaciones como una «maniobra de distracción» que busca desviar la atención de las verdaderas amenazas de interferencia que enfrenta Rumanía.
Cabe destacar que Durov ha enfrentado problemas legales en Francia, donde fue acusado de facilitar la distribución de material de explotación sexual infantil y tráfico de drogas debido a fallos en la moderación de contenido en Telegram. Fue arrestado en el Aeropuerto de Le Bourget en agosto, aunque posteriormente fue liberado bajo fianza de 5 millones de euros. Durov, quien ha negado cualquier irregularidad, finalmente pudo abandonar Francia en marzo.