
El Misterioso Magnetismo de las Rocas Lunares
Durante décadas, los científicos han tratado de desentrañar el enigma de por qué algunas rocas en la Luna presentan una magnetización notable, a pesar de que en la actualidad no existe un campo magnético en el satélite natural. Las muestras de rocas lunares traídas a la Tierra durante las misiones Apollo de la NASA en las décadas de 1960 y 1970, junto con datos de naves espaciales en órbita, han demostrado que ciertas áreas de la superficie lunar, especialmente en la cara oculta, contienen rocas con firmas magnéticas sorprendentemente fuertes. Nuevas simulaciones por computadora sugieren que un impacto masivo de un asteroide hace miles de millones de años pudo haber amplificado brevemente el débil campo magnético antiguo de la Luna, dejando una huella magnética aún detectable en las rocas lunares.
Isaac Narrett, estudiante de posgrado en el Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y líder del nuevo estudio, indica que «la mayoría de los fuertes campos magnéticos medidos por naves espaciales en órbita pueden explicarse por este proceso, especialmente en el lado opuesto de la Luna.» Aunque la Luna poseía en su momento un campo magnético débil generado por un pequeño núcleo fundido, la investigación sugiere que probablemente no habría sido lo suficientemente fuerte por sí solo para magnetizar las rocas de la superficie. Sin embargo, un impacto masivo podría haber cambiado esa situación, al menos de forma temporal.
Las simulaciones realizadas por Narrett y su equipo muestran que un impacto poderoso, posiblemente el que creó la vasta cuenca de Imbrium, habría vaporizado material de la superficie y generado una nube de partículas cargadas eléctricamente conocida como plasma. Este plasma habría envuelto la Luna y se habría concentrado en el lado opuesto del impacto, amplificando temporalmente el campo magnético en esa región. Las rocas en esa área podrían haber capturado este repentino aumento magnético antes de que el campo se desvaneciera. Los hallazgos sugieren que el impacto habría desencadenado ondas sísmicas que recorrieron la Luna y convergieron en el lado opuesto, «moviendo» los electrones en las rocas cercanas justo cuando el campo magnético alcanzaba su punto máximo, fijando así la orientación del campo como una instantánea geológica.
Las investigaciones, publicadas en la revista Science Advances, abren la puerta a futuras misiones que podrían poner a prueba la teoría del equipo. Las rocas más magnetizadas se encuentran cerca del polo sur lunar, en la cara oculta, un área que varias misiones internacionales, incluido el programa Artemis de la NASA, planean explorar en los próximos años. Si estas rocas muestran signos tanto de choque como de magnetismo antiguo, se podría confirmar que las anomalías magnéticas de la Luna fueron consecuencia de un colosal impacto de asteroide.