157 views 6 mins 0 comments

Se espera una temporada de huracanes activa en el Atlántico para 2025

In Sin categoría
mayo 25, 2025

Los meteorólogos de Estados Unidos prevén una temporada de huracanes en el Atlántico por encima de lo normal para 2025, con una expectativa de entre 13 y 19 tormentas nombradas, de las cuales entre 6 y 10 podrían convertirse en huracanes. Este tipo de pronósticos se realizan anualmente por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y otros organismos antes del inicio de la temporada, que abarca del 1 de junio al 30 de noviembre.

Factores que influyen en los pronósticos de huracanes

Los pronósticos de huracanes se basan en dos factores climáticos de gran escala. El primero es la temperatura de la superficie del mar en las áreas donde tienden a formarse y crecer los ciclones tropicales. Los huracanes obtienen su energía del agua del océano cálido, por lo que cuando el Atlántico presenta temperaturas inusualmente altas, se incrementa el potencial para la formación e intensificación de tormentas.

El segundo factor clave que los meteorólogos monitorean es el fenómeno conocido como Oscilación del Sur-El Niño (ENSO, por sus siglas en inglés). Esta oscilación climática presenta tres fases principales: El Niño, La Niña y una fase neutra. Durante El Niño, los vientos en la parte alta de la troposfera se fortalecen, lo que puede interrumpir la formación de huracanes. En contraste, La Niña tiende a reducir estos vientos, facilitando la formación de tormentas. Históricamente, los años de La Niña han mostrado ser más activos en términos de huracanes que aquellos con El Niño.

Al inicio de la temporada de huracanes de 2025, nos encontramos en una fase neutra del ENSO. Esto implica que los vientos en las capas superiores no son particularmente adversos para los huracanes, aunque tampoco favorecen su desarrollo. Además, las temperaturas de la superficie del mar están por encima del promedio de los últimos 30 años, aunque no alcanzan los niveles récord observados en temporadas recientes, lo que sugiere una temporada moderadamente activa.

Es crucial entender que estos factores no garantizan un número específico de tormentas, sino que simplemente alteran las probabilidades a favor o en contra de su formación. Existen múltiples variables que influyen en la creación de tormentas, su intensidad y su posible trayectoria hacia la tierra.

A medida que la temporada avanza, los meteorólogos comienzan a prestar atención a factores de corto plazo que pueden influir en el desarrollo de tormentas en las siguientes dos a cuatro semanas. Por ejemplo, el polvo que proviene del desierto del Sáhara y es transportado por vientos fuertes puede suprimir la actividad de los huracanes al secar la atmósfera y reducir la luz solar que llega a la superficie del océano.

Otro elemento importante que no se incluye en los pronósticos estacionales, pero que cobra relevancia durante la temporada, son las ondas africanas del este. Estas son agrupaciones de tormentas que se desplazan desde la costa oeste de África hacia el oeste a través del océano. Muchas de las principales tormentas en la cuenca del Atlántico, especialmente durante los meses pico de agosto y septiembre, tienen su origen en estas ondas.

Además, la Oscilación de Madden-Julian (MJO) es otro fenómeno que influye en la actividad de tormentas. Se trata de un pulso de actividad atmosférica que se mueve lentamente por los trópicos cada 30 a 60 días. Cuando la MJO está activa sobre el Atlántico, aumenta la formación de tormentas, mientras que su fase suprimida tiende a reducir la actividad de tormentas.

Finalmente, los meteorólogos también consideran la Corriente del Golfo, un río de agua cálida que fluye desde el Caribe hacia el Golfo de México. Cuando las tormentas pasan sobre esta corriente o sus remolinos cálidos, pueden intensificarse rápidamente al aprovechar no solo el agua cálida en la superficie, sino también el agua cálida que se encuentra a varios metros de profundidad. Esta corriente ha alimentado huracanes históricos en el pasado.

A medida que avanza la temporada, los patrones de formación de huracanes también cambian. En los primeros meses de la temporada, el Golfo de México se calienta más rápido que el Atlántico abierto, convirtiéndose en un punto caliente para el desarrollo de tormentas tropicales. Sin embargo, hacia agosto y septiembre, la actividad se desplaza hacia el océano Atlántico, donde las ondas que emergen de África se convierten en una fuente primaria de actividad tormentosa.

La comprensión de estos fenómenos es fundamental para la preparación y respuesta ante posibles huracanes, sobre todo para aquellas regiones costeras que deben estar siempre alerta, dado que una sola tormenta puede tener consecuencias devastadoras.

/ Published posts: 16255

Diario obrero y republicano fundado el 14 de Abril de 2006.