El fenómeno de las muñecas Labubu ha captado la atención de los medios y de los coleccionistas en todo el mundo. Estas figuras, que combinan un diseño peculiar y atractivo, fueron creadas por el artista de Hong Kong Kasing Lung como parte de su serie de libros ilustrados titulada «Monsters». Desde su transformación en juguetes en 2019, debido a una colaboración con la empresa de juguetes Pop Mart, su popularidad ha crecido de manera exponencial, especialmente en su versión como llaveros. La demanda ha superado todas las expectativas, convirtiendo a Labubu en un objeto de deseo para muchos.
Recientemente, Pop Mart anunció la retirada temporal de estas muñecas de sus 16 tiendas en el Reino Unido, citando «posibles problemas de seguridad». Esta decisión fue tomada tras un incidente violento en una de sus tiendas en Londres, donde los clientes, que habían hecho cola durante la noche para obtener las últimas ediciones de Labubu, se vieron envueltos en una pelea. La situación refleja la tensión que ha surgido entre los fanáticos y la creciente frustración en torno a la escasez de estos juguetes, lo que ha generado una respuesta airada por parte de muchos coleccionistas.
El origen de este fenómeno cultural se puede rastrear hasta las redes sociales, en particular TikTok, donde el interés por Labubu se disparó después de que Lisa, integrante del popular grupo de K-pop Blackpink, fuera vista con uno de estos muñecos. En la actualidad, el hashtag #Labubu cuenta con más de 1,4 millones de publicaciones, donde los usuarios comparten sus colecciones, realizan unboxings y crean sus propias versiones. En un mundo donde la producción en masa y la disponibilidad inmediata son la norma, los «blind boxes» y las ediciones limitadas de Pop Mart ofrecen una experiencia de compra emocionante y llena de sorpresas.
En el Reino Unido, el precio de las muñecas Labubu oscila entre £13.50 (€16) y £50 (€59), aunque las ediciones raras pueden alcanzar precios aún más altos. Uno de los factores que ha contribuido al caos reciente es la actividad de los revendedores, quienes compran en grandes cantidades para revender a precios inflacionados, dejando a los compradores genuinos frustrados y sin acceso a las muñecas que desean.
Este fenómeno no es aislado. En los últimos años, ha emergido una tendencia entre los adultos hacia la compra de juguetes, un mercado que ha sido denominado «kidult». Según el grupo de investigación Circana, uno de cada cinco juguetes y juegos es adquirido por adultos que los compran para sí mismos. Este crecimiento se atribuye a diversas razones, entre ellas, la decisión de tener hijos en etapas más tardías de la vida y la ansiedad existencial que afecta a muchos en la actualidad. En un mundo que enfrenta múltiples crisis, la compra de pequeños objetos entrañables puede servir como una forma de escape.
El diseño de Labubu, que combina elementos adorables con un toque inquietante, es parte de su atractivo. Este contraste entre lo dulce y lo siniestro se observa también en otras colecciones de juguetes, como los Sonny Angels, que, aunque parecen ser inofensivos, tienen un aire de misterio que atrae a los coleccionistas. La singularidad de estas figuras radica en sus expresiones y atuendos, que las hacen fácilmente adaptables y altamente coleccionables.
El fenómeno de las muñecas Labubu es un reflejo de las cambiantes dinámicas del consumo y la cultura del coleccionismo en la actualidad, donde los límites entre la infancia y la adultez se difuminan cada vez más.
