
La colisión entre la Vía Láctea y Andrómeda, un evento menos probable de lo que se pensaba
CAPE CANAVERAL, Florida — La inminente colisión entre nuestra galaxia, la Vía Láctea, y su vecina Andrómeda podría no ser tan inevitable como se creía anteriormente. Un equipo de astrónomos ha revelado que la probabilidad de que estas dos galaxias espirales colisionen es ahora inferior a lo que se había estimado, situando las posibilidades en un 50-50 en un horizonte de 10.000 millones de años. Esta nueva evaluación, publicada en la revista Nature Astronomy, sugiere que las predicciones sobre el inminente fin de nuestra galaxia han sido exageradas.
A pesar de que esta noticia es alentadora para la Vía Láctea, el pronóstico podría no tener relevancia para la humanidad en el corto plazo. Según el autor principal, Till Sawala, de la Universidad de Helsinki, los seres humanos probablemente no viviremos para ver los efectos de este posible evento. Con más de 4.500 millones de años de antigüedad, el Sol tiene un tiempo de vida estimado de unos 5.000 millones de años más, pero antes de ello se expandirá tanto que podría engullir a los planetas más cercanos, incluido la Tierra. Aunque no se produzca una colisión directa, nuestro planeta quedaría convertido en un mundo inhóspito, con océanos evaporados y temperaturas extremas.
El equipo de investigación utilizó observaciones recientes del Telescopio Espacial Hubble de la NASA y de la sonda Gaia de la Agencia Espacial Europea para simular los posibles escenarios de interacción entre la Vía Láctea y Andrómeda. Los hallazgos sugieren que la atracción gravitacional de la galaxia Triángulo incrementa la probabilidad de una fusión entre la Vía Láctea y Andrómeda, mientras que la Nube Mayor de Magallanes la reduce. A pesar de las incertidumbres que persisten en torno a la posición, movimiento y masa de estas galaxias, el análisis ha llevado a los científicos a establecer que las posibilidades de colisión en el futuro se sitúan en un 50 por ciento.