El gobierno alemán está reconsiderando sus relaciones comerciales y de armamento con Israel en medio de un creciente clamor por la crisis humanitaria en Gaza. Este cambio de postura, reportado por Bloomberg, sorprende dado que Alemania ha sido uno de los principales aliados de Israel en Europa, manteniendo una política de apoyo inquebrantable desde el Holocausto.
La indignación en Alemania ha ido en aumento desde mediados de mayo, cuando Israel intensificó su campaña militar contra Hamas, al mismo tiempo que bloqueaba la ayuda humanitaria a la región. En declaraciones recientes, el canciller Friedrich Merz afirmó que la situación humanitaria en Gaza «ya no puede justificarse por la lucha contra el terrorismo de Hamas».
Durante una conversación telefónica con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Merz instó a permitir «la entrada inmediata de ayuda humanitaria suficiente en la Franja de Gaza». Este tipo de declaraciones marcan un cambio significativo en la retórica alemana, que tradicionalmente ha defendido la seguridad de Israel como una obligación moral.
Un cambio en la política europea
El descontento en Alemania refleja un sentimiento más amplio en Europa, donde países como el Reino Unido, Francia y los Países Bajos también están considerando restricciones comerciales y de armamento hacia Israel. La jefa de política exterior de la UE, Kaja Kallas, mencionó en mayo que existe «una fuerte mayoría» a favor de revisar el acuerdo comercial entre la UE e Israel, que el año pasado alcanzó un intercambio de bienes de 47 mil millones de dólares, según datos del FMI.
Las acusaciones de crímenes de guerra contra Israel han aumentado, especialmente por el bloqueo humanitario impuesto tras los ataques del 7 de octubre de 2023, que han resultado en una crisis humanitaria devastadora en Gaza. Aunque el gobierno israelí argumenta que estas medidas son necesarias para evitar que los suministros lleguen a Hamas, los críticos sostienen que el impacto sobre la población civil es catastrófico.
La semana pasada, Israel lanzó un nuevo sistema de distribución de ayuda a través de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una iniciativa respaldada por Estados Unidos e Israel. Sin embargo, este esfuerzo ha sido objeto de críticas tras varios incidentes en los que palestinos que buscaban ayuda fueron asesinados. Según funcionarios de salud palestinos y testigos, al menos 27 personas murieron cerca de un sitio de distribución en Rafah, lo que ha suscitado aún más controversia sobre la efectividad y la seguridad de este nuevo sistema.
Israel mantiene que su estrategia militar es esencial para derrotar a Hamas y asegurar la liberación de los rehenes capturados durante el ataque del 7 de octubre, que dejó un saldo de 1,200 muertos. Por su parte, el ministerio de salud dirigido por Hamas reporta que más de 54,000 palestinos han perdido la vida desde el inicio del conflicto.
