El expresidente sudafricano Jacob Zuma ha criticado abiertamente la reciente estrategia diplomática del actual presidente Cyril Ramaphosa, quien ha buscado estrechar lazos con Estados Unidos en un intento por atraer inversiones y mejorar las relaciones bilaterales. Durante un discurso ante sus seguidores del partido uMkhonto weSizwe (MK) en KwaMaphumulo, Zuma cuestionó la eficacia de buscar ayuda externa para resolver los problemas internos de Sudáfrica, afirmando que el país debe ser el principal responsable de encontrar sus propias soluciones.
“¿Por qué debemos esperar que extraños, sentados en Washington, entiendan lo que estamos viviendo?” planteó Zuma, enfatizando que los sudafricanos conocen mejor sus desafíos y deben ser quienes los enfrenten. Esta declaración se produce en un contexto donde las relaciones entre Pretoria y Washington se han visto tensadas por acusaciones de violaciones de derechos humanos y una supuesta mala gestión de sectores clave por parte del gobierno sudafricano.
La crítica de Zuma y su contexto político
Zuma, quien ha intensificado sus apariciones públicas bajo la bandera del MK en los últimos meses, parece estar posicionándose como una voz alternativa frente al ANC, el partido que lideró durante su presidencia. Su retórica refleja un creciente descontento entre ciertos sectores de la población, que sienten que el gobierno actual no ha abordado adecuadamente problemas como la desigualdad económica y el aumento de la criminalidad.
La visita de Ramaphosa a Washington, que incluyó reuniones en la Casa Blanca y con actores clave del sector empresarial, tenía como objetivo reparar las relaciones deterioradas y promover asociaciones tecnológicas. Sin embargo, Zuma considera que este acercamiento es un signo de desconexión con las realidades locales. “Podéis mantener vuestras reuniones con los estadounidenses todo lo que queráis, pero no aceptaremos soluciones de personas que nunca han puesto un pie en nuestros barrios”, afirmó, recibiendo aplausos de sus seguidores.
Analistas políticos interpretan las declaraciones de Zuma como un reflejo de un sentimiento más amplio de escepticismo hacia la influencia extranjera y una crítica a la incapacidad del gobierno para atender las necesidades urgentes de la población. “Esto es típico de Zuma”, comentó la analista política Thandi Maseko, quien añadió que el expresidente está apelando a una base que se siente abandonada por el liderazgo actual y desconfía de las agendas foráneas.
A pesar de la falta de respuesta formal por parte de la oficina de Ramaphosa, funcionarios del gobierno han defendido el viaje a Estados Unidos como un paso necesario para reconstruir la confianza de los inversores y fomentar la cooperación internacional. A medida que Sudáfrica se acerca a las próximas elecciones generales, la reaparición de Zuma en la escena política podría tener implicaciones significativas para el futuro del país y su liderazgo.
