El Gran Carro: Un Asterismo en el Cielo
Aproximadamente a las 10 de la noche, durante las cálidas noches de junio, si miramos hacia el norte, podemos observar las siete estrellas que componen el famoso Gran Carro. En esta época del año, el mango del carro parece estar casi vertical, mientras que la cubeta se inclina hacia abajo, como si estuviera vaciando su contenido desconocido hacia la derecha. Es importante destacar que el Gran Carro no es una constelación en sí misma, sino un asterismo, un patrón destacado de estrellas que pertenece a la constelación de la Osa Mayor.
Para los amantes de la astronomía, el Gran Carro es probablemente el grupo de estrellas más reconocible en el cielo, especialmente para aquellos que se encuentran en latitudes como la de Nueva York, donde nunca se oculta bajo el horizonte. Esta formación estelar es una de las más fáciles de identificar, lo que la convierte en un punto de referencia fundamental para aquellos que comienzan a explorar el firmamento. Su importancia radica en que nos permite localizar a Polaris, también conocida como la Estrella del Norte, que se halla en dirección opuesta al horizonte, utilizando las dos estrellas más brillantes del borde de la cubeta: Dubhe y Merak, conocidas como las «Estrellas Indicadoras».
Además, el Gran Carro es visible incluso en el hemisferio sur durante el otoño, donde aparece invertido sobre el horizonte norte en regiones como el norte de Sudamérica y gran parte de África. En su célebre guía de constelaciones, H.A. Rey ilustra cómo la Osa Mayor puede ser vista desde diversos puntos del planeta, reafirmando su presencia en la cultura astronómica a lo largo de los siglos. Sin embargo, es fundamental mencionar que esta agrupación estelar no permanecerá inalterable. Las estrellas que componen el Gran Carro están en movimiento, y con el tiempo, su forma se alterará, lo que permitirá a las futuras generaciones ver un cielo diferente.
