El enfrentamiento legal entre Blake Lively y Justin Baldoni ha captado la atención de la industria del entretenimiento, convirtiéndose en uno de los casos más mediáticos de Hollywood. La disputa se centra en acusaciones de acoso sexual y una supuesta campaña de represalias por parte de Baldoni contra Lively durante la producción de It Ends With Us, una adaptación cinematográfica de la novela de Colleen Hoover.
Blake Lively ha acusado a Baldoni, su director y compañero de reparto, de acoso sexual y de haber orquestado un ataque en su contra en respuesta a sus denuncias. La actriz presentó una queja formal ante el Departamento de Derechos Civiles de California en diciembre de 2024, que coincidió con un artículo del New York Times que exponía sus alegaciones y describía la supuesta campaña de desprestigio que Baldoni había instigado.
Baldoni ha negado todas las acusaciones y ha calificado los reclamos de Lively como falsedades diseñadas para ayudarla a obtener control creativo sobre la película. Como respuesta, Baldoni presentó una contrademanda de 400 millones de dólares contra Lively, su esposo Ryan Reynolds y su publicista, alegando difamación y extorsión. Además, también presentó una demanda de 250 millones de dólares contra el New York Times por lo que consideró un informe engañoso.
El 9 de junio de 2025, el juez Lewis J. Liman desestimó la demanda de Baldoni, señalando que las declaraciones en cuestión carecían de la base legal necesaria para la difamación. Los abogados de Lively describieron la decisión como «una victoria total y una completa vindicación» para su cliente, así como para Reynolds, Sloane y el New York Times.
La relación entre Lively y Baldoni se deterioró durante la promoción de It Ends With Us, lanzada en agosto de 2024. A pesar de que ambos personajes eran pareja en la película, no realizaron entrevistas juntos ni posaron para fotos en el estreno, lo que generó especulaciones sobre una posible ruptura profesional. Lively fue criticada en redes sociales por desestimar el tema central de la película, la violencia de género, mientras que Baldoni fue elogiado por incluir este tema en la conversación sobre el filme.
A medida que la situación se intensificaba, las comunicaciones entre Lively y Baldoni empezaron a salir a la luz, revelando un contexto complicado. En su demanda, Baldoni afirmó que Lively utilizó su conexión con la cantante Taylor Swift para manipular la producción de la película. Swift, amiga cercana de Lively y Reynolds, fue incluso citada en la demanda, lo que resultó en una citación judicial que generó controversia. Sin embargo, los representantes de Swift afirmaron que su única participación en el proyecto fue permitir el uso de una de sus canciones.
Las tensiones entre los dos actores también se reflejaron en el ámbito público, donde ambos comenzaron a insinuar su desacuerdo en eventos y entrevistas, aunque manteniendo un perfil bajo en cuanto a declaraciones directas sobre el caso. A medida que la disputa se prolongaba, se hicieron evidentes las maniobras legales y mediáticas de ambos lados, cada uno buscando proteger su reputación ante la opinión pública.
La situación se complicó aún más con la inclusión de elementos del entretenimiento popular, como la mención de un personaje de la película Deadpool & Wolverine, interpretado por Reynolds, que Baldoni consideró un ataque a su persona. En este contexto, se plantea la pregunta sobre cómo la fama y las relaciones personales influyen en la percepción pública y legal de este tipo de conflictos en la industria del cine.
A medida que se acerca la fecha del juicio en marzo de 2026, la atención seguirá centrada en este caso, que no solo pone en juego la reputación de las partes involucradas, sino que también refleja las dinámicas de poder y las tensiones en el mundo de Hollywood.
