
Los precios del petróleo han experimentado un repunte significativo en las últimas jornadas, impulsados por la creciente tensión entre Israel e Irán y la retirada parcial de personal militar estadounidense de la región. Según analistas, en caso de un ataque israelí a Irán, los precios podrían superar los 100 dólares por barril, lo que refleja la sensibilidad del mercado ante los riesgos geopolíticos.
La cotización del crudo Brent, un referente global, se situó en 69 dólares por barril, mientras que el WTI estadounidense alcanzó los 67.7 dólares. La decisión del presidente Donald Trump de evacuar a parte de las tropas de embajadas y bases en Medio Oriente ha despertado temores sobre una posible escalada militar en la zona. Esta maniobra, que muchos interpretan como un intento de presión de cara a las negociaciones nucleares entre EE. UU. e Irán, ha generado un clima de incertidumbre que impacta directamente en los precios del petróleo.
La tensión en el estrecho de Ormuz
El estrecho de Ormuz, que representa un punto crítico por donde transita el 20% del consumo mundial de petróleo, se encuentra bajo el foco de atención. La Armada británica ha emitido advertencias sobre las crecientes tensiones en la región, sugiriendo que cualquier conflicto podría afectar gravemente el tráfico marítimo. J.P. Morgan ha indicado que un escenario de mayor conflicto podría llevar a un aumento exponencial en los precios del petróleo, alcanzando cifras de entre 120 y 130 dólares por barril.
A pesar de estos riesgos, algunos analistas del sector ya han comenzado a hacer proyecciones optimistas sobre los precios del petróleo. Josh Young, CEO de Bison Interests, ha señalado que el mercado físico está más ajustado de lo que se pensaba, y ha sugerido que los precios podrían alcanzar los 85 dólares por barril, incluso sin una intervención militar directa. Este pronóstico se basa en la relación entre inventarios y consumo, que podría indicar un aumento significativo a medida que se acerque la temporada alta de consumo de verano en EE. UU.
Sin embargo, las proyecciones más conservadoras de instituciones como Goldman Sachs y J.P. Morgan sugieren que, sin un conflicto armado, los precios del petróleo podrían estabilizarse en un rango entre 50 y 60 dólares por barril durante los próximos años. Esta perspectiva se ve respaldada por un aumento en la producción de OPEC+, que podría contrarrestar cualquier presión al alza en los precios provocada por tensiones geopolíticas.
El panorama actual del mercado petrolero es, por tanto, un reflejo de la complejidad de las relaciones internacionales en la región del Medio Oriente, donde el equilibrio de poder y la influencia de potencias como EE. UU. y Rusia juegan un papel crucial. La situación sigue siendo volátil, y el futuro de los precios del petróleo dependerá, en gran medida, de las decisiones que tomen las naciones involucradas y de su capacidad para gestionar los conflictos que surgen en un contexto global cada vez más interconectado.