
Un reciente informe de la Universidad de Queensland (QUT) ha puesto de manifiesto la necesidad de una estrategia nacional para impulsar la bioeconomía en Australia, un sector que se prevé que alcance un valor de 30 billones de dólares estadounidenses para 2040. Este estudio, que cuenta con la colaboración de investigadores de la QUT y del Centro de Excelencia en Biología Sintética de la ARC, alerta sobre la urgencia de actuar para no perder competitividad en un mercado global que está en rápida expansión.
Según el profesor Ian O’Hara, uno de los autores del informe, la bioeconomía, que actualmente representa una actividad económica valorada en 4 billones de dólares, es esencial para transformar la economía australiana. «Ahora es el momento de que Australia actúe, o arriesgarse a perder la capacidad de competir en este mercado en crecimiento», advierte O’Hara.
Oportunidades y desafíos en el desarrollo de la bioeconomía
La bioeconomía implica actividades económicas que utilizan recursos biológicos, como plantas, animales y residuos orgánicos, para producir de manera sostenible alimentos, energía y materiales. Este enfoque no solo tiene beneficios económicos, sino que también contribuye a la sostenibilidad medioambiental y al bienestar social. O’Hara destaca que «nuestra investigación, educación e innovación de clase mundial son fortalezas clave que pueden respaldar el desarrollo de la bioeconomía en Australia».
El informe identifica varias oportunidades de crecimiento económico, como la biomanufactura de productos y materiales sostenibles, la valorización de las industrias primarias australianas, el desarrollo de nuevos alimentos y piensos, así como la fabricación de combustibles líquidos y gases renovables de bajo carbono. Australia, que cuenta con uno de los recursos de biomasa más ricos del mundo, tiene la capacidad de liderar en el desarrollo de ingredientes alimentarios innovadores, así como en combustibles sostenibles a partir de subproductos de la agricultura.
No obstante, el éxito en este ámbito dependerá del desarrollo de instalaciones que permitan escalar las tecnologías desde el laboratorio hasta la comercialización. Un ejemplo es la planta piloto de biocommodities renovables de QUT, que está apoyando a la industria azucarera en la diversificación de su oferta de productos. Sin embargo, se requiere una mayor atención en este aspecto crucial de la traducción tecnológica.
El informe presenta cinco recomendaciones clave para avanzar en la bioeconomía australiana:
- Desarrollar una estrategia nacional de bioeconomía que evalúe capacidades, priorice el crecimiento e identifique estrategias para los beneficios de mercado, fuerza laboral y regionales.
- Cultivar materias primas de bioeconomía escalables y de clase mundial, invirtiendo en su desarrollo y optimizando las cadenas de suministro del campo al mercado.
- Construir infraestructura para escalar soluciones de bioeconomía, financiando instalaciones de biomanufactura piloto y precomerciales.
- Fomentar las habilidades de la fuerza laboral en bioeconomía, expandiendo programas educativos y de formación con un enfoque en el desarrollo regional.
- Invertir en investigación, desarrollo y traducción en bioeconomía, estableciendo programas de investigación colaborativa a gran escala.
A pesar de las oportunidades, también se presentan barreras que deben ser superadas, como la necesidad urgente de una estrategia nacional clara, acceso sostenible y fiable a materias primas, una fuerza laboral capacitada y programas específicos que faciliten la transición de la investigación innovadora al éxito comercial.