Desinformación y el Uso de la Inteligencia Artificial en la Actualidad
En el contexto de las recientes protestas en Los Ángeles, el gobernador de California, Gavin Newsom, compartió imágenes de soldados desplegados por el gobierno de Trump, durmiendo en el suelo. Esta situación evidenció no solo la mala preparación de las fuerzas, sino que también generó un intenso debate sobre la necesidad de la Guardia Nacional. Sin embargo, las imágenes fueron objeto de especulaciones y teorías de conspiración, donde algunos afirmaron que podían haber sido generadas por inteligencia artificial o que pertenecían a otros eventos. Ante la confusión, usuarios de redes sociales recurrieron a herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT y Grok para obtener aclaraciones, pero las respuestas ofrecidas por estas aplicaciones revelaron una preocupante falta de precisión.
Los modelos de inteligencia artificial, aunque diseñados para proporcionar información útil, carecen de mecanismos efectivos de verificación de datos. Según Julio Gonzalo, investigador y catedrático de la UNED, estos sistemas se alimentan de un vasto ecosistema informativo que a menudo prioriza fuentes poco confiables. Un estudio de NewsGuard indicó que los diez modelos de IA más populares replicaban información errónea hasta en un 40% de las ocasiones cuando se les preguntaba sobre noticias actuales. Esta situación se agrava en momentos de crisis, donde la escasez de información verificada puede llevar a que los sistemas de IA confundan datos y reproduzcan desinformación.
El problema se ve exacerbado por la falta de moderación en las plataformas digitales. Tras la adquisición de Twitter por Elon Musk y el posterior cambio en su sistema de verificación, se ha permitido que la desinformación fluya con mayor facilidad. Carme Colomina, investigadora en desinformación del CIDOB, señala que la eliminación de filtros ha contribuido a la disminución de la calidad de la información en Internet, lo que a su vez compromete la fiabilidad con la que se entrenan los modelos de inteligencia artificial. La creciente popularidad de estos chatbots como fuentes de búsqueda está llevando a una confianza ciega en la información que proporcionan, lo que hace necesario que los usuarios verifiquen la información a través de fuentes confiables y mantengan una actitud crítica frente a lo que les ofrecen estas tecnologías.
