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La agricultura regenerativa: clave para recuperar la salud del suelo en Etiopía frente al cambio climático

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octubre 06, 2025

En la cuenca alta del Abbay, cuna del Nilo Azul, un equipo de investigadores ha realizado un estudio que modela el futuro de los suelos en Etiopía y su capacidad para almacenar carbono. Este trabajo, publicado en la revista Environmental and Sustainability Indicators, pone de manifiesto que la agricultura regenerativa, que incluye prácticas como la incorporación de residuos, el uso de estiércol orgánico, cultivos de cobertura y agroforestería, puede ser clave para mejorar la salud del suelo.

El estudio, basado en simulaciones a 50 años, revela un panorama mixto: aunque es posible recuperar la fertilidad y la resiliencia de los suelos, el aumento de las temperaturas y la irregularidad de las lluvias amenazan con debilitar estos beneficios. La investigación subraya la importancia del carbono orgánico del suelo, un recurso a menudo invisible pero fundamental que retiene agua, nutre las plantas y mejora la resistencia del terreno, lo que se traduce en rendimientos agrícolas más estables y seguros para las familias agropastorales.

El dilema del uso de biomasa y sus implicaciones

Sin embargo, el capital de carbono del suelo se está erosionando. La deforestación, la desviación de residuos agrícolas para alimentar ganado o como combustible, y la pérdida de capas fértiles debido a la erosión han reducido drásticamente el stock de carbono en los suelos. Con proyecciones climáticas que anticipan un aumento de temperatura de hasta 2.2 °C para 2070, la descomposición de la materia orgánica se acelera, lo que significa que los suelos pierden carbono más rápidamente de lo que pueden recuperarlo.

En este contexto, cada kilogramo de carbono que se mantiene en el suelo no solo ayuda a mitigar el calentamiento global, sino que también incrementa la productividad local. No obstante, las familias enfrentan un dilema diario: ¿deben usar la biomasa para alimentar a los animales, para cocinar o para enriquecer el suelo? Estas decisiones reflejan la complejidad de la gestión de recursos en un entorno donde las necesidades inmediatas y las perspectivas inciertas se entrelazan.

La investigación utiliza un modelo computacional denominado RothC para simular el impacto de diferentes prácticas agrícolas y escenarios climáticos. A través de este modelo, los científicos han podido prever cómo evolucionará el carbono del suelo en función de diversas prácticas, desde mantener las prácticas actuales hasta aumentar en un 50% la utilización de insumos orgánicos. Los resultados indican que, si se implementan prácticas más sostenibles, los suelos pueden almacenar hasta 13 toneladas de carbono por hectárea en 50 años, aunque este potencial se reduce drásticamente ante un clima más cálido y seco.

Las desigualdades territoriales también emergen como un hallazgo relevante: mientras que el oeste de la cuenca muestra un alto potencial para el almacenamiento de carbono, el este enfrenta desafíos mayores, lo que puede llevar a que algunas comunidades se beneficien económicamente de la captura de carbono, mientras que otras apenas logran sobrevivir. Es fundamental reconocer que las prácticas regenerativas requieren condiciones propicias, incluyendo alternativas energéticas que liberen biomasa, cooperativas para gestionar estiércol y mecanismos de financiamiento que compensen los costes laborales.

Para avanzar, el estudio sugiere una hoja de ruta escalonada que comienza con acciones sencillas y alcanzables. Estas incluyen la conservación de residuos, la mejora en la gestión del estiércol y la regulación local del pastoreo. A medida que se obtienen resultados, se pueden implementar estrategias más complejas como la siembra de leguminosas y la agroforestería. Es crucial que el peso de estas iniciativas no recaiga únicamente sobre las mujeres, quienes ya soportan una carga desproporcionada en la agricultura familiar. La reducción de su carga de trabajo y el reconocimiento de su papel son esenciales para una transición justa.

Las autoridades locales y los servicios técnicos deben jugar un papel activo destinando inversión a las áreas con alto potencial y ayudando a las comunidades a implementar soluciones adaptadas a sus realidades. Además, el apoyo de donantes y mecanismos de financiamiento climático es imprescindible para que las familias puedan asumir los riesgos asociados a la adopción de nuevas prácticas. La recompensa por el carbono almacenado puede convertirse en una fuente de ingresos, transformando la captura de carbono de una carga a una oportunidad.

La lucha contra el cambio climático y la búsqueda de una agricultura sostenible son desafíos interconectados que requieren una combinación de ciencia, organización social y financiamiento. La salud de los suelos en Etiopía no es solo un asunto agrícola; es una cuestión de supervivencia para millones de familias.

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