Los inhaladores de dosis medidas y su impacto ambiental
El cambio climático ha comenzado a tener repercusiones significativas en la salud respiratoria de millones de personas. En Estados Unidos, aproximadamente 34 millones de personas padecen enfermedades pulmonares crónicas, de las cuales 28 millones sufren de asma. Este número se prevé que aumente debido a fenómenos meteorológicos extremos, como sequías, inundaciones e incendios forestales, que son cada vez más frecuentes como consecuencia del calentamiento global. Para tratar estas condiciones, muchos pacientes dependen de inhaladores de dosis medidas, dispositivos que administran medicación mediante propulsores conocidos como hidrofluorocarbonos (HFCs).
Investigaciones recientes publicadas en la revista JAMA han revelado que estos inhaladores son responsables de una parte considerable de la contaminación que contribuye al calentamiento global. Aunque el medicamento en sí no es el problema, los HFCs, que atrapan el calor en la atmósfera, tienen un potencial de calentamiento global miles de veces más potente que el dióxido de carbono. Un solo inhalador puede generar emisiones equivalentes a las producidas por más de medio millón de automóviles en un año. De hecho, se estima que los inhaladores de dosis medidas son responsables del 98% de la contaminación climática generada por estos dispositivos.
Desde 2021, la Administración de Veteranos de Estados Unidos ha promovido el uso de inhaladores de polvo seco, que emiten menos gases de efecto invernadero, logrando una reducción del 68% en las emisiones desde 2008. A pesar de que los inhaladores de HFCs no son tan dañinos para la capa de ozono como los clorofluorocarbonos, su impacto ambiental sigue siendo preocupante. La implementación de alternativas más sostenibles es fundamental, aunque se deben considerar las necesidades específicas de los pacientes, ya que no todos pueden utilizar inhaladores secos. Además, existen barreras económicas y de disponibilidad que complican la transición hacia opciones más ecológicas. La búsqueda de soluciones que reduzcan la huella de carbono de estos dispositivos es una tarea urgente que podría tener un impacto positivo en la salud pública y el medio ambiente.
