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Los chimpancés, guardianes del clima: lecciones de Jane Goodall sobre la adaptación y supervivencia

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octubre 12, 2025

El fallecimiento de Jane Goodall, la renombrada científica y defensora de los chimpancés, a la edad de 91 años, nos invita a reflexionar sobre la relación entre estos primates y el cambio climático. No solo los chimpancés han demostrado tener estrategias para sobrevivir en un planeta en calentamiento, sino que además han contribuido a enfriarlo en el pasado.

Los aproximadamente 200,000 chimpancés salvajes que habitan en las vastas selvas de África occidental y central desempeñan un papel crucial en la regeneración de estos ecosistemas. Investigaciones recientes indican que estos primates actuaron como «proto-jardineros» durante períodos de crisis ambiental. Según Alex Chepstow-Lusty, paleoecólogo de la Universidad de Cambridge, los chimpancés, al consumir y dispersar semillas de la palma aceitera, ayudaron a recuperar grandes extensiones de bosque que habían sido degradadas. Sin la intervención de estos animales, la recuperación del bosque podría haber sido mucho más lenta, si es que se hubiese producido en absoluto.

Adaptaciones frente al cambio climático

A lo largo de su evolución, los chimpancés han desarrollado adaptaciones específicas a diferentes hábitats. Un estudio reciente del Instituto de Genética de UCL revela que las poblaciones de chimpancés en diversas regiones de África han desarrollado características únicas en respuesta a sus entornos. Algunas poblaciones se han adaptado a climas húmedos y han desarrollado resistencia a enfermedades infecciosas, mientras que otras han aprendido a sobrevivir en condiciones más secas y calurosas.

Esta variabilidad genética es un signo de resiliencia, pero el cambio climático está alterando rápidamente los ecosistemas, lo que coloca a algunas poblaciones en situaciones vulnerables. A medida que las zonas climáticas se desplazan y los hábitats se reducen, algunos chimpancés pueden encontrarse atrapados en entornos que no son adecuados para su supervivencia.

Además de las adaptaciones genéticas, el comportamiento de los chimpancés también muestra una notable flexibilidad. Se ha documentado que algunas comunidades han desarrollado habilidades como la construcción de pozos para acceder al agua o el uso de herramientas en función de las condiciones locales. Sin embargo, esta capacidad de adaptación depende de una vida social rica, ya que los jóvenes aprenden observando e imitando a los adultos. La pérdida de esta cultura social podría limitar la capacidad de los chimpancés para enfrentar los desafíos del cambio climático.

Por otro lado, el impacto de la actividad humana está provocando un «colapso cultural» en las comunidades de chimpancés. Un estudio de un equipo de investigación indica que en áreas donde la intervención humana es más intensa, se observa una disminución en la diversidad de comportamientos. Esto incluye una reducción en la comunicación y el aprendizaje social, lo que a su vez puede hacer que las poblaciones sean más vulnerables a cambios en su entorno y en la disponibilidad de alimentos.

Jane Goodall, quien dedicó su vida a estudiar y proteger a los chimpancés, dejó un legado que nos recuerda la importancia de la conservación de estas especies y sus hábitats. La figura de Goodall representa la necesidad de seguir promoviendo la ciencia y la educación ambiental de manera accesible para todos, un objetivo que debe ser prioritario en la lucha contra el cambio climático.

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