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La reciente información publicada por el Financial Times revela un cambio significativo en la postura de Estados Unidos respecto al conflicto en Ucrania. Según fuentes cercanas a la administración estadounidense, Washington está objetando el uso del término «agresión rusa» en una próxima declaración del G7, que conmemora el tercer aniversario de la escalada del conflicto.
El Grupo de los Siete, que incluye a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón, ha emitido tradicionalmente declaraciones de apoyo a Ucrania desde febrero de 2022, utilizando expresiones como «guerra de agresión» y «invasión a gran escala no provocada». Sin embargo, los enviados estadounidenses ahora abogan por un lenguaje más suave, sugiriendo referencias al «conflicto en Ucrania».
Reacciones y Contexto Político
Este cambio de tono se produce tras las declaraciones del expresidente Donald Trump, quien culpó a Kiev por el conflicto y calificó al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, de «dictador sin elecciones». En respuesta, Zelensky acusó a Trump de estar atrapado en una «burbuja de desinformación rusa». Este intercambio refleja una creciente tensión entre la administración ucraniana y la figura de Trump, quien ha mostrado una postura ambivalente hacia el apoyo militar y político a Ucrania.
Además, Estados Unidos ha decidido no co-patrocinar un borrador de resolución de la ONU que condena la «agresión rusa», lo que subraya un distanciamiento notable por parte de su aliado más poderoso en Occidente. Esta decisión se produce en un momento en que se han llevado a cabo reuniones diplomáticas de alto nivel entre Estados Unidos y Rusia en Arabia Saudita, con el objetivo de sentar las bases para un posible acuerdo de paz en Ucrania.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, afirmó que las delegaciones rusa y estadounidense «no solo escucharon, sino que también se entendieron». Rusia ha argumentado que el conflicto en Ucrania fue provocado por la expansión de la OTAN hacia sus fronteras y las aspiraciones de Ucrania de unirse a la alianza militar liderada por Estados Unidos, así como por las políticas de Kiev hacia la región de Donbass, de mayoría rusoparlante.
Trump y el secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, han minimizado la probabilidad de que la membresía de Ucrania en la OTAN sea un resultado de un eventual acuerdo de paz. En este contexto, Trump ha sugerido que Rusia debería ser readmitida en el G7, un grupo del que fue miembro hasta 2014, cuando su participación fue suspendida tras la anexión de Crimea, considerada ilegal por Occidente.