
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha reafirmado su compromiso de alcanzar un gasto en defensa equivalente al 2% del Producto Interior Bruto (PIB) español. Este objetivo fue el centro de varias reuniones mantenidas el pasado jueves con todos los grupos parlamentarios, a excepción de Vox, donde el jefe del Ejecutivo buscó obtener apoyo para esta iniciativa. Durante estas conversaciones, Sánchez subrayó que la inversión en defensa no debe limitarse a la compra de armamento, sino que también debe abarcar aspectos de seguridad en un contexto internacional que se ha visto amenazado por lo que él denomina la «Rusia neoimperialista».
El presidente ha destacado que su enfoque es progresista, enfatizando que «no vamos a entrar en una carrera armamentística», y ha manifestado su intención de contribuir a mejorar las capacidades de disuasión del país. A pesar de la oposición de algunos de sus socios de gobierno, Sánchez ha asegurado que este incremento en el gasto en seguridad y defensa no implicará recortes en el Estado del bienestar. «Vamos a continuar invirtiendo en política social y no vamos a recortar ni un céntimo en cohesión social», declaró, aunque no precisó si el aumento del gasto en defensa será sometido a debate en el Congreso.
El encuentro con el líder del PP
En su búsqueda de apoyo, Sánchez se reunió también con Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular. Tras el encuentro, Feijóo expresó su preocupación por la posibilidad de que el Gobierno «tenga la tentación de ignorar la verdad u ocultarla por interés partidista». Por su parte, Sánchez calificó la reunión como cordial y se mostró optimista respecto a futuras colaboraciones. La discusión sobre la seguridad y defensa ha cobrado una relevancia particular ante un contexto geopolítico cambiante, en el que el presidente ha insistido en que es fundamental elevar las capacidades de disuasión a nivel europeo, destacando que la seguridad abarca un espectro mucho más amplio que la mera defensa militar.