
Varios países se han unido a grupos activistas para exigir cautela en la regulación de la controvertida práctica de la minería en aguas profundas durante una reunión celebrada en Jamaica. Este encuentro se produce en un contexto en el que la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés) se encuentra en Kingston para debatir el primer código de minería sobre la extracción en el fondo marino, que ha sido objeto de acusaciones por poner en peligro los ecosistemas marinos.
La presión aumenta, ya que una empresa minera ha anunciado su intención de presentar, en breve, una solicitud de licencia de extracción, lo que podría llevar a que sus operaciones se realicen sin una regulación adecuada. El enviado francés, Olivier Guyonvarch, indicó que aún hay un largo camino por recorrer para alcanzar un consenso sobre un código de minería final, ya que el último borrador sigue estando plagado de reservas que evidencian desacuerdos persistentes.
El representante de Costa Rica ha solicitado una «pausa precautoria» mientras se continúa la recopilación de datos y el establecimiento del marco legal necesario. Aunque esta propuesta ha ganado terreno, aún está lejos de contar con el respaldo de los 169 Estados miembros de la ISA.
Desafíos en la regulación
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar otorga a la ISA la responsabilidad de regular la extracción de minerales muy codiciados del lecho marino que se encuentran fuera de las fronteras marinas nacionales. Sin embargo, también le impone la obligación de proteger los poco comprendidos entornos marinos.
El Consejo de la ISA, que actualmente solo concede licencias de exploración, lleva más de diez años negociando un código de minería que rige la extracción de níquel, cobalto y cobre, materiales clave en la transición energética. Estas arduas negociaciones han cobrado impulso desde la activación de una cláusula que permite a cualquier empresa con respaldo nacional solicitar una licencia, incluso en ausencia de un código, aunque quedan numerosos asuntos pendientes.
A pesar de que las riquezas del lecho marino internacional están clasificadas como «patrimonio común de la humanidad», muchos países africanos temen que se queden fuera de los beneficios o incluso que sus economías se vean perjudicadas. El representante del continente afirmó que la extracción submarina no debe «realizarse a expensas de las economías mineras existentes en África y sus aspiraciones de desarrollo sostenible».
Por otro lado, la industria ha criticado severamente los retrasos en el acuerdo sobre un código. En una carta dirigida a la ISA, varias empresas, que afirman haber invertido más de 2.000 millones de dólares en el desarrollo de tecnología de extracción, expresaron que enfrentan «riesgos legales y financieros en aumento». En este contexto, Nori, una subsidiaria de la empresa canadiense The Metals Company, tiene previsto presentar en junio la primera solicitud para la extracción de «nódulos polimetálicos», depósitos minerales compuestos por múltiples metales en el fondo oceánico.
La nación insular del Pacífico, Nauru, ha respaldado oficialmente la solicitud de Nori y está presionando a la ISA para que establezca un mecanismo para revisar y aprobar solicitudes en ausencia de un código de minería. Sin embargo, este pedido ha encontrado oposición de países como Chile, que insisten en que las reglas acordadas por el consejo solo deberían elaborarse después de que se presente dicha solicitud.
Organizaciones no gubernamentales como la Coalición para la Conservación del Mar Profundo (DSCC) han instado a los Estados miembros de la ISA a resistir la «presión inaceptable» del sector industrial, que podría causar daños irreparables a nuestros océanos y agravar la crisis planetaria. La nueva directora de la ISA, Leticia Carvalho, oceanógrafa brasileña, ha llamado a los negociadores a lograr «progresos significativos» para julio, mientras plantea la posibilidad de un calendario modificado.