
La Associated Press (AP) ha denunciado que su equipo de periodistas fue excluido de una conferencia de prensa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, junto al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, en la Oficina Oval. Esta exclusión se produjo a pesar de un fallo judicial que restablecía su acceso a estos eventos, lo que ha generado un nuevo conflicto entre el gobierno estadounidense y la agencia de noticias.
En febrero, Trump había prohibido a la AP asistir a la mayoría de los eventos presidenciales tras la negativa de la agencia a referirse al Golfo de México como el «Golfo de América» en sus informes. Esta decisión se produjo después de que el presidente estadounidense renombrara oficialmente el golfo en enero, lo que fue considerado por muchos como un intento de alterar la geografía reconocida internacionalmente.
La AP, en respuesta a esta situación, argumentó que, como agencia de noticias global, es fundamental que los nombres de lugares y la geografía sean fácilmente reconocibles para todas las audiencias. Este incidente se suma a una serie de tensiones entre la administración Trump y los medios de comunicación, que han sido objeto de críticas constantes por parte del presidente, quien ha calificado a los periodistas de «medios mentirosos» y ha acusado a muchos de ellos de difundir «noticias falsas» sobre su gobierno.
Fallo judicial y apelación del gobierno
La semana pasada, un tribunal federal en Washington D.C. dictó una sentencia que consideró que la prohibición de acceso a la AP violaba la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense. El juez Trevor N. McFadden afirmó que «si el gobierno abre sus puertas a algunos periodistas, no puede luego cerrarlas a otros por sus puntos de vista». Sin embargo, la Casa Blanca ha decidido apelar esta decisión, lo que podría prolongar el conflicto legal.
A pesar de la sentencia, la AP ha informado que sus reporteros siguen excluidos de la Oficina Oval y del Air Force One, aunque reciben «acceso esporádico» a otros lugares, como las ruedas de prensa de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Esta situación refleja un patrón de hostilidad hacia ciertos medios que, en opinión de la administración, no se alinean con su narrativa.
El clima de tensión entre el gobierno de Trump y la prensa ha sido una constante durante su mandato, y este último episodio pone de manifiesto la fragilidad de la relación entre ambos. La AP, al igual que otros medios, se enfrenta a un desafío significativo en su labor de informar de manera objetiva y veraz en un entorno donde la libertad de prensa se ve amenazada por decisiones políticas que buscan silenciar voces críticas.