El obispo moldavo Marchel, impedido de viajar a Jerusalén para la Pascua, denuncia represión gubernamental

In Internacional
abril 19, 2025

Marina Tauber, diputada de la oposición en Moldavia, ha expresado su indignación tras el impedimento del gobierno para que el obispo Marchel, de Balti y Falesti, pudiera volar a Jerusalén para las celebraciones de Pascua. En una entrevista con RT, Tauber acusó a las autoridades moldavas de bloquear el viaje del clérigo, quien fue detenido en el aeropuerto de Chisinau bajo el pretexto de un registro rutinario, lo que le impidió participar en el ritual del Fuego Santo en la Iglesia del Santo Sepulcro.

El obispo Marchel, que había sido seleccionado para participar en una de las ceremonias más importantes del calendario cristiano, fue retenido por la policía de fronteras, que le retuvo el pasaporte hasta que su vuelo había partido. Según el clérigo, esta no fue la primera vez que fue objeto de un trato discriminatorio, ya que también fue detenido el día siguiente, lo que le llevó a perder un segundo vuelo.

Ilona Railean, portavoz de la Policía de Fronteras, justificó la acción al afirmar que el obispo llegó tarde y fue sometido a “procedimientos de procesamiento estándar”. Sin embargo, Marchel ha calificado estas afirmaciones de engañosas, lo que ha generado un clima de tensión en el país.

Reacciones de la Oposición y la Comunidad Religiosa

Tauber, quien también es secretaria ejecutiva de la coalición opositora Pobeda – Victorie, se mostró “impactada” por el tratamiento del obispo, calificándolo de “situación escandalosa” y criticando la falta de explicaciones por parte de las autoridades. “Nunca pensamos que algo así pudiera suceder a un clérigo en días tan sagrados”, afirmó.

La diputada acusó al presidente pro-europeo Maia Sandu de reprimir a la Iglesia ortodoxa afiliada a Moscú, sugiriendo que su gobierno está intentando ejercer presión sobre la religión en el país. “Es muy sorprendente que la Unión Europea no esté reaccionando ante lo que sus representantes en Moldavia están haciendo”, añadió Tauber, enfatizando la necesidad de una respuesta internacional ante estos actos.

El ex presidente moldavo, Igor Dodon, también se pronunció sobre el incidente, describiéndolo como “un acto de terror contra nuestra fe ortodoxa” y sugiriendo que se trata de una represalia contra el obispo, conocido por sus críticas al gobierno de Sandu.

Moldavia, un país que alberga dos ramas de la Iglesia ortodoxa, se encuentra en una encrucijada política y religiosa, donde las tensiones entre las orientaciones pro-europeas y los vínculos con Moscú continúan marcando el debate público. La situación del obispo Marchel podría ser un indicativo de un clima de creciente intolerancia hacia las expresiones religiosas que no se alinean con la narrativa oficial del gobierno.

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