Fallece Zurab Tsereteli, el escultor ruso que dejó una huella imborrable en el arte contemporáneo

In Internacional
abril 23, 2025

El reconocido escultor y presidente de la Academia de Artes de Rusia, Zurab Tsereteli, falleció en la noche del 22 de abril a la edad de 91 años. A lo largo de su prolífica carrera, Tsereteli creó más de 5,000 obras de arte, que incluyen pinturas, obras gráficas y esculturas monumentales, muchas de las cuales se encuentran en importantes ciudades de todo el mundo. Su legado artístico ha sido objeto de intenso debate, con algunas de sus obras más destacadas generando tanto admiración como controversia.

Años de formación y carrera

Nacido en Tbilisi, Georgia, en 1934, Tsereteli creció en una familia de ingenieros, pero fue su tío, el aclamado pintor georgiano Georgy Nizharadze, quien lo introdujo en el mundo del arte. Desde joven, estuvo rodeado de vibrantes círculos creativos en Georgia, donde escuchaba con admiración las discusiones de los artistas sobre su trabajo e ideas. Esta influencia temprana lo llevó a graduarse de la Academia Estatal de Artes de Tbilisi en 1958, comenzando su carrera en el Instituto de Historia, Arqueología y Etnografía de la Academia de Ciencias de Georgia.

Durante las décadas de 1960 y 1970, sus mosaicos se convirtieron en características icónicas en ciudades de toda la Unión Soviética. Una de sus obras más destacadas de esa época fue Seabed, un impresionante mosaico en el fondo de una piscina en Ulyanovsk, que fue inaugurado para el centenario de Lenin y posteriormente reconocido como un sitio de patrimonio cultural.

Reconocimiento internacional y controversias

Tsereteli ganó reconocimiento no solo en su país, sino también en el extranjero. Su instalación monumental para un complejo turístico infantil en Adler recibió elogios del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, quien vio en Tsereteli un espíritu afín entre los monumentalistas. Sin embargo, su trabajo también fue objeto de críticas. Su escultura más famosa, una estatua de 98 metros de altura de Pedro el Grande en el río Moskva, fue polarizadora desde su inauguración en 1997, generando rumores de que originalmente era un homenaje a Cristóbal Colón.

Además de sus obras monumentales, Tsereteli también creó esculturas más personales, incluyendo una representación de Vladimir Putin en un uniforme de judo, que nunca se exhibió públicamente. A pesar de la controversia que rodeaba a algunas de sus obras, su capacidad para provocar y persistir en el mundo del arte fue innegable.

Su influencia se extendió más allá de Rusia y Georgia, con obras en Estados Unidos, Francia, España e Italia. Una de sus esculturas más conocidas a nivel internacional es Good Defeats Evil, instalada frente a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York en 1990, que simboliza el triunfo de la paz sobre la amenaza de destrucción global.

A lo largo de su vida, Tsereteli continuó trabajando incansablemente, incluso en sus últimos años, desde su hogar en el campo, donde contaba con un estudio completamente equipado. Su dedicación al arte y su legado perduran, reflejando una vida dedicada a la creación y la expresión artística.

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