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La oxigenación artificial de mares: ¿una solución temporal o una trampa ecológica?

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mayo 06, 2025

Las aguas costeras de todo el mundo están sufriendo una alarmante pérdida de oxígeno, con consecuencias devastadoras para los ecosistemas y las comunidades que dependen de ellos. El caso del mar Báltico es particularmente ilustrativo, donde se evidencian zonas hipóxicas y anóxicas, capaces de provocar la muerte de peces, el deterioro de áreas de reproducción y el florecimiento de algas tóxicas. Ante esta situación, surge la necesidad de evaluar la posibilidad de introducir oxígeno artificialmente en los ecosistemas marinos más afectados.

El profesor Andreas Oschlies, experto en modelización biogeoquímica marina en el GEOMAR Helmholtz Center for Ocean Research Kiel, señala que diversas técnicas han sido probadas, algunas con resultados positivos en lagos. Sin embargo, advierte que la oxigenación artificial no es una solución mágica, sino un remedio temporal que no aborda las causas subyacentes del problema. Junto a la profesora Caroline P. Slomp, de la Universidad Radboud en los Países Bajos, Oschlies dirige la Red Global de Oxígeno Oceánico (GONE), un comité de expertos de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO que investiga la pérdida de oxígeno en los océanos.

Causas de la pérdida de oxígeno en los mares costeros

Los mares costeros obtienen oxígeno a través del intercambio con la atmósfera y la fotosíntesis de fitoplancton en la superficie. Las capas de agua más profundas solo pueden obtener oxígeno mediante la mezcla con las aguas superficiales. La pérdida de oxígeno se produce cuando las bacterias descomponen materia orgánica, un proceso que se intensifica con el aumento de nutrientes (principalmente nitrógeno y fósforo) procedentes de aguas residuales y agricultura. Además, el calentamiento de los cuerpos de agua significa que menos oxígeno puede disolverse en el agua, y las capas cálidas impiden la mezcla de aguas.

Oschlies destaca que en el mar Báltico existen grandes zonas donde no hay oxígeno alguno, conocidas como «zonas muertas». Aunque estas áreas no están completamente desprovistas de vida, son hostiles para la mayoría de los organismos marinos. La situación es crítica, y la intervención artificial podría parecer una opción viable.

Sin embargo, los métodos propuestos para inyectar oxígeno, ya sea a través de la inyección de aire o de oxígeno puro, presentan limitaciones significativas. A pesar de algunos resultados positivos en pruebas locales, como en la bahía de Chesapeake en EE. UU., los efectos son efímeros. Al cesar las intervenciones, los niveles de oxígeno tienden a regresar rápidamente a sus niveles originales. Además, estas iniciativas pueden acarrear riesgos ecológicos, como el aumento de gases de efecto invernadero como el metano y alteraciones en la temperatura y salinidad del agua.

La profesora Slomp advierte que la introducción artificial de oxígeno puede ser efectiva en entornos controlados, como lagos o estuarios poco profundos, pero su efectividad es limitada y requiere un mantenimiento constante. Los investigadores enfatizan que estas medidas deben ser consideradas con cautela y acompañadas de un monitoreo ambiental riguroso.

La producción de hidrógeno verde, un tema de debate actual, podría ofrecer una solución a través de la utilización del oxígeno generado como subproducto en la electrólisis del agua. Sin embargo, los expertos subrayan que estos enfoques técnicos no pueden sustituir la necesidad de implementar estrategias de protección del agua más amplias, que incluyan la reducción de nutrientes procedentes de la agricultura y el tratamiento de aguas residuales.

En resumen, aunque las posibilidades técnicas para enriquecer el oxígeno en los mares costeros podrían ser útiles en determinadas circunstancias, no sustituyen la urgente necesidad de un compromiso sólido con la protección del clima y la gestión sostenible de nuestros recursos hídricos.

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