
Un potente sistema de tormentas ha azotado las regiones del Medio Oeste y el Atlántico Medio de Estados Unidos desde el pasado viernes, dejando a su paso una estela de destrucción y tragedia. Durante el fin de semana, se han registrado una serie de tornados que han causado la muerte de al menos 29 personas y han dejado a muchas más heridas en varios estados del país.
Las autoridades locales han confirmado que los tornados han afectado gravemente a Kentucky, Missouri, Virginia e Indiana. El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, informó a través de la red social X que las muertes en su estado han aumentado a 19, tras el fallecimiento de una mujer en el condado de Russell. Además, al menos tres personas que resultaron heridas en la tormenta se encuentran en estado crítico.
“A solo 20 minutos de aquí… La ciudad vecina en Kentucky fue arrasada por un tornado anoche. Si pudieran dedicar unos segundos… Estas personas podrían necesitar unas oraciones”, escribió un usuario en Twitter, reflejando la angustia de la comunidad afectada.
Las imágenes que han surgido tras el paso de la tormenta muestran calles enteras reducidas a escombros, con algunas viviendas destruidas hasta sus cimientos. Los restos de la tormenta se han esparcido por amplias áreas, complicando aún más la situación de los servicios de emergencia.
En Missouri, se han registrado al menos siete muertes, mientras que en Virginia e Indiana se han confirmado dos y una muerte, respectivamente. La alcaldesa de St. Louis, Cara Spencer, calificó la catástrofe como «una de las peores tormentas» que ha enfrentado la ciudad, donde cinco de las víctimas mortales se produjeron.
Un fenómeno meteorológico devastador
El sistema de tormentas que ha causado esta devastación está compuesto por supercélulas, que son tormentas eléctricas altamente organizadas y de larga duración, capaces de generar vientos más fuertes y daños más severos que las tormentas típicas. Según informes del New York Times, estas supercélulas comenzaron a producir tornados que se concentraron en partes de Missouri, Illinois, Indiana y Kentucky.
Se estima que hasta 26 tornados tocaron tierra, afectando principalmente a Kentucky e Indiana. Este evento climático se produce en un contexto en el que partes de Estados Unidos aún se recuperan de un brote de tornados aún más severo ocurrido el mes pasado, que generó 107 de estas violentas tormentas.