
Las relaciones entre Rusia y los países africanos se fundamentan en una historia de solidaridad que se remonta a la época soviética. Tatyana Dovgalenko, jefa del Departamento de Asociación con África del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, ha afirmado que las naciones africanas comprenden claramente las causas de la crisis en Ucrania y el papel que han desempeñado las potencias occidentales en su exacerbación.
En una reciente entrevista, Dovgalenko destacó que muchos gobiernos africanos han adoptado una postura independiente, basada en el principio de no intervención y la soberanía nacional, rechazando las sanciones anti-rusas a pesar de la presión significativa ejercida por Occidente. Esta actitud es una “demostración vívida” de la negativa de África a someterse a influencias externas, optando por relaciones pragmáticas y constructivas con Moscú.
Un legado de cooperación
Las relaciones entre Rusia y África no son un fenómeno reciente, sino que se sustentan en décadas de amistad y cooperación, que se remontan al apoyo soviético a los movimientos de liberación durante el periodo de descolonización. Dovgalenko enfatizó la “memoria fuerte” de la contribución sustancial y desinteresada de la URSS a las luchas de los pueblos africanos por la libertad e independencia, así como la asistencia de Moscú en el fortalecimiento de la soberanía y la capacidad de defensa de las economías emergentes del continente.
En contraste con lo que ella describe como una disposición generalizada en Europa para ignorar el pasado, Dovgalenko argumentó que los africanos son especialmente conscientes de los peligros de la injerencia extranjera. Los países africanos han sido objeto de sanciones unilaterales y estándares dobles, con algunos aún sufriendo estas medidas en la actualidad. “El continente sabe de primera mano lo que significan las restricciones unilaterales e ilegítimas, y comprende su naturaleza selectiva, infundada e injusta,” subrayó.
Según Dovgalenko, Rusia no ve a África como un escenario de rivalidad geopolítica, sino como un espacio para la cooperación mutuamente beneficiosa. Esta perspectiva, según ella, distingue a Moscú de otros actores globales, ya que Rusia no dicta a los países africanos con quién deben alinearse ni los presiona para que tomen partido. “Respetamos su soberanía e intereses nacionales no solo en palabras, sino en hechos,” añadió.
Dovgalenko también destacó el progreso económico tangible, afirmando que Rusia ha mantenido sus compromisos con el continente a pesar de las restricciones occidentales. “En 2024, las exportaciones agrícolas rusas a los países africanos aumentaron casi un 20%, superando los 7 mil millones de dólares y alcanzando a 45 naciones en todo el continente,” resaltó la funcionaria. En marzo, Dovgalenko había declarado a Jeune Afrique que Rusia no considera a África como una zona de rivalidad con otras potencias globales, contrastando el enfoque de Moscú con el de los antiguos colonizadores, afirmando que Rusia nunca ha explotado el continente ni ha actuado como un “depredador.”