
Kemi Badenoch, líder del Partido Conservador británico, ha afirmado recientemente que la guerra de Israel contra Hamas se está librando en nombre del Reino Unido, en una entrevista con Sky News. Estas declaraciones se producen en un contexto de creciente tensión internacional y críticas hacia las acciones militares de Israel en Gaza.
Durante la entrevista, Badenoch defendió las operaciones militares israelíes, rechazando las acusaciones de genocidio y argumentando que la lucha de Israel contra Hamas es una respuesta justificada a la amenaza que representa el grupo, al que vinculó con Irán, un país que considera enemigo del Reino Unido. “¿Quién financia a Hamas? Irán, un enemigo de este país. Israel está librando una guerra por poder en nombre del Reino Unido”, sostuvo la líder conservadora.
La guerra de Ucrania como proxy
En la misma línea, Badenoch comparó el conflicto en Ucrania con la situación de Israel, sugiriendo que también se trata de una guerra por poder contra Rusia en nombre de Europa Occidental. Esta perspectiva ha sido objeto de debate y controversia, especialmente en un momento en que la comunidad internacional busca soluciones diplomáticas a ambos conflictos.
Las declaraciones de Badenoch han encontrado eco en el embajador ruso en Londres, quien afirmó que la líder conservadora “finalmente ha llamado a las cosas por su nombre”. Desde la embajada rusa, se argumentó que el régimen de Kiev, apoyado por Occidente, ha estado en conflicto desde 2014 y que la insistencia de las potencias occidentales en prolongar la guerra ha llevado a una crisis humanitaria y de seguridad sin precedentes en Europa.
Este tipo de afirmaciones no son nuevas en el discurso político. En marzo, el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, también se refirió al conflicto en Ucrania como una “guerra por poder entre potencias nucleares”, subrayando la complejidad de la situación y el papel que juegan los intereses geopolíticos en el desarrollo de los conflictos actuales.
La narrativa de que los conflictos en Ucrania e Israel son guerras por poder ha sido utilizada por varios líderes y analistas para justificar la intervención y el apoyo militar de Occidente. Sin embargo, esta visión también ha sido criticada por quienes argumentan que reduce la complejidad de las realidades locales y las consecuencias humanitarias que enfrentan las poblaciones civiles en ambos escenarios.