Las funciones cognitivas más complejas del ser humano son el resultado de la especialización de los dos hemisferios del cerebro. Entre estas funciones, la percepción del habla se destaca como una de las más importantes, ya que permite la interpretación del lenguaje. En los seres humanos, este proceso de percepción del habla está generalmente dominado por el hemisferio izquierdo, que se encarga de procesar información lingüística de manera más efectiva.
El cerebro descompone flujos efímeros de información acústica en canales paralelos, que incluyen componentes lingüísticos, emocionales y musicales, funcionando así como un procesador biológico multicore. A pesar de que esta división del trabajo cognitivo ha sido reconocida por la ciencia durante más de 160 años, los mecanismos que la sustentan siguen siendo poco comprendidos. Investigaciones recientes han demostrado que subgrupos específicos de neuronas deben ajustarse a diferentes frecuencias y ritmos del sonido, lo que sugiere que la división del procesamiento sonoro no es exclusiva de los humanos, sino que también se observa en modelos animales, especialmente en roedores.
Desarrollo y procesamiento del sonido
El procesamiento sensorial de los sonidos comienza en la cóclea, una parte del oído interno donde las frecuencias sonoras se convierten en señales eléctricas que se envían a la corteza auditiva del cerebro. Investigaciones han mostrado que la división del trabajo entre los hemisferios del cerebro para el reconocimiento de patrones sonoros se inicia en esta región. Estudios recientes han revelado que la corteza auditiva de los ratones procesa el sonido de manera diferente en cada hemisferio. En el hemisferio izquierdo, las conexiones son más especializadas y enfocadas, lo que podría facilitar la detección de características clave del habla, mientras que el hemisferio derecho presenta una red más amplia, adecuada para el procesamiento de melodías y la entonación del habla.
Los hallazgos sobre cómo estas diferencias en la audición se desarrollan sugieren que el tiempo es un factor crítico. En experimentos, se observó que el hemisferio derecho se desarrolla más rápidamente que el izquierdo, lo que indica que existen períodos críticos de desarrollo cuando el cerebro es especialmente sensible a estímulos sonoros. Estos períodos críticos varían según el sexo, lo que puede influir en la plasticidad cerebral. Las implicaciones de estos descubrimientos son significativas, ya que podrían ayudar a comprender mejor cómo se desarrollan las áreas del cerebro relacionadas con el lenguaje y cómo se pueden diseñar tratamientos más efectivos para trastornos del lenguaje en niños.
