
La erupción del volcán Etna, uno de los más activos de Italia, ha dejado en evidencia tanto la fascinación que ejerce sobre los turistas como los peligros que conlleva su visita. Esta semana, varios excursionistas se vieron obligados a huir tras una explosión y el colapso de un cráter, evento que ocurrió a pesar de las advertencias de las autoridades locales que instaban a evitar el ascenso.
Las imágenes compartidas en redes sociales mostraron a los turistas descendiendo apresuradamente por las laderas, mientras una nube de ceniza se elevaba en el cielo. Salvo Cocina, responsable del Departamento de Protección Civil de Sicilia, explicó que “hubo una gran explosión y un cráter colapsó, pero afortunadamente cayó en una zona deshabitada”. A pesar del susto, no se registraron heridos y el nivel de alerta fue rebajado a ‘amarillo’ al día siguiente.
El atractivo del Etna para los montañeros
El volcán Etna, con una altura de 3.350 metros y una anchura de 35 kilómetros, es considerado un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza que buscan vivir la experiencia de una erupción volcánica de cerca. Su accesibilidad y la posibilidad de observar de cerca la fuerza de la naturaleza lo convierten en un lugar privilegiado para los excursionistas.
Aun cuando se encuentra activo, muchas rutas y senderos son seguros para escalar. Saro Trovato, un guía de montaña que ha escalado el Etna durante erupciones, describe la experiencia como “una mezcla de asombro y adrenalina”. Sin embargo, es importante destacar que más allá de los 2.500 metros, la ley italiana exige que los excursionistas vayan acompañados de un guía cualificado, quien no solo asegura la seguridad de los visitantes, sino que también proporciona información valiosa sobre el volcán.
En esta reciente erupción, muchos excursionistas se encontraban a una altitud de 2.700 metros, un nivel donde el riesgo aumenta considerablemente. Las condiciones en el volcán pueden cambiar rápidamente; el lunes pasado, un flujo piroclástico, una mezcla de gas, roca y ceniza, se desplazó a dos kilómetros por la ladera, poniendo en riesgo a los imprudentes que ignoraron las advertencias.
La gestión del turismo en estos momentos críticos es un desafío. En ocasiones anteriores, como en febrero, el desorden provocado por la multitud de turistas ha obstaculizado el acceso a los vehículos de emergencia, lo que complicó las labores de extinción de incendios y rescate. Por ello, las autoridades han implementado la obligatoriedad de contar con guías de montaña, quienes reciben actualizaciones en tiempo real de los vulcanólogos y están capacitados para reaccionar ante posibles cambios en la actividad volcánica.
Es fundamental que los visitantes se mantengan informados sobre la actividad volcánica a través de las actualizaciones de las autoridades locales y respeten las restricciones de acceso, especialmente en momentos de actividad intensa del volcán. La seguridad debe ser siempre la prioridad para disfrutar de este impresionante fenómeno natural sin poner en riesgo la vida de los excursionistas.