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La obsesión por la belleza: ¿Hasta dónde llega la cirugía estética en las celebridades?

In Cultura
junio 09, 2025

La reciente transformación estética de Kris Jenner ha desatado un intenso debate en las redes sociales. La matriarca del clan Kardashian, a sus 69 años, mostró un rostro visiblemente rejuvenecido en Instagram, lo que provocó una oleada de comentarios en los que muchos alababan su nueva mandíbula esculpida y sus mejillas elevadas. Algunos medios incluso señalaron que su aspecto era tan juvenil que se parecía al de su hija Kim Kardashian. En cuestión de días, las imágenes de Jenner se hicieron virales, generando especulaciones sobre los procedimientos estéticos que pudo haber realizado.

La inquietud por los cambios en la apariencia de las celebridades no es exclusiva de Jenner. Actrices como Anne Hathaway y Lindsay Lohan también han sido objeto de la curiosidad pública. Hathaway, tras su aparición en la Met Gala, y Lohan, por su notable transformación en una reciente película de Netflix, han generado un sinfín de comentarios y análisis sobre sus posibles intervenciones quirúrgicas. Este fenómeno ha sido intensificado por cirujanos plásticos influencers que han encontrado en estas discusiones una oportunidad para atraer seguidores y clientes.

La naturaleza de estas conversaciones ha cambiado radicalmente con el auge de las redes sociales. Anteriormente, los tabloides dictaban la narrativa sobre los procedimientos estéticos de las celebridades, pero ahora son los propios cirujanos quienes comparten sus opiniones y análisis en plataformas como Instagram y TikTok. Esta nueva era de transparencia genera tanto interés como controversia, ya que las celebridades a menudo no admiten públicamente los cambios que han realizado.

El negocio del cotilleo

El doctor Daniel Barrett, un cirujano plástico de Beverly Hills con más de un millón de seguidores en Instagram, atribuye el éxito de estos vídeos a la curiosidad humana. Publica contenido que especula sobre las apariciones de celebridades, lo que le ha permitido alcanzar decenas de millones de visualizaciones. En sus palabras: “A la gente le encanta saber qué hicieron los demás”. Sin embargo, Barrett se muestra reticente, considerando que este enfoque es más un entretenimiento que un servicio médico.

Por su parte, el doctor Jonny Betteridge, un especialista en estética no quirúrgica en Londres, ha visto crecer su audiencia de 7,000 a más de 500,000 seguidores en solo tres años, gracias en gran medida al contenido relacionado con celebridades. Sus análisis sobre Jenner, por ejemplo, superaron los 50 millones de visualizaciones en una semana. Este tipo de contenido no solo es eficaz desde el punto de vista comercial, sino que también busca desmitificar los estándares de belleza y establecer expectativas realistas en el público.

A pesar de la efectividad de estos vídeos como herramientas de marketing, Barrett y Betteridge afirman que su motivación va más allá del crecimiento empresarial. Buscan arrojar luz sobre los estándares de belleza poco realistas que se asocian con las apariciones públicas de las celebridades. Betteridge subraya que muchas personas admiran a estas figuras públicas, creyendo que sus transformaciones son naturales, cuando en realidad requieren un considerable apoyo profesional.

Sin embargo, la dificultad radica en que muchos procedimientos actuales son tan avanzados que resultan casi invisibles para el ojo inexperto. Esta situación se complica aún más cuando las celebridades atribuyen sus cambios a hábitos de vida saludables o productos de belleza, lo que, según Betteridge, perpetúa ideales de belleza dañinos. El doctor Anthony Youn, un cirujano plástico en Michigan, comparte esta preocupación. Considera que es deshonesto que figuras públicas que han pasado por operaciones digan que sus resultados son solo el fruto de una buena alimentación o cuidados de la piel.

A pesar de estas frustraciones, Youn ha observado un cambio notable en la percepción pública sobre la cirugía estética. En lugar de centrarse en celebridades cuyas intervenciones han salido mal, actualmente se celebran las transformaciones positivas, con un reconocimiento implícito de que estas suelen requerir cirugía. Este cambio en la narrativa refleja una creciente aceptación social de los procedimientos estéticos, aunque no elimina la ansiedad y las presiones que a menudo acompañan a este interés.

La admiración por las transformaciones de celebridades como Lohan y Jenner ha llevado a muchos seguidores a expresar su fascinación y apoyo por su evolución personal. Sin embargo, también resalta una realidad más compleja: la obsesión colectiva por estos cambios estéticos puede estar arraigada en miedos sobre el envejecimiento y en la presión cultural que enfrentan las mujeres en particular. Esta dualidad entre la admiración y la inseguridad es un reflejo de la complicada relación que la sociedad tiene con la imagen personal y los estándares de belleza.

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