
La Ruta Marítima del Norte (RMN) se perfila como una alternativa significativa para el comercio entre Europa y la región Asia-Pacífico, ofreciendo una reducción considerable en los costos y tiempos de tránsito. Sin embargo, las tensiones geopolíticas han llevado a las empresas navieras occidentales a ser cautelosas, según un informe del Financial Times.
Las sanciones impuestas por Occidente a Rusia han limitado efectivamente la capacidad de las empresas de transporte de la Unión Europea para utilizar esta ruta, que se considera el enlace marítimo más corto entre ambos continentes. A medida que la RMN se convierte en una arteria comercial clave, el uso de esta vía se ha visto restringido principalmente a compañías con vínculos estrechos con Rusia o China.
Impacto de las sanciones y la respuesta empresarial
Daniel Richards, director de la consultora Maritime Strategies International, ha señalado que las empresas navieras occidentales están optando por evitar cualquier riesgo asociado a la geopolítica. Un claro ejemplo de esta tendencia es el gigante danés Maersk, que ha decidido abandonar el uso de la RMN y ha cesado su cooperación con Rusia, temiendo posibles repercusiones legales en Europa.
Los buques de carga que navegan por esta ruta dependen en gran medida de los puertos marítimos situados en aguas territoriales rusas y suelen requerir el apoyo de rompehielos proporcionados por la corporación estatal Rosatom. La distancia desde el puerto japonés de Yokohama hasta el puerto ruso de Murmansk a través de la RMN es más de 7,000 kilómetros más corta que la que se recorrería por los canales de Suez o Panamá.
Desde el Kremlin, se ha desestimado la efectividad de las sanciones occidentales, considerándolas ilegales y argumentando que han tenido un efecto contraproducente para los países que las impusieron. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha afirmado que las restricciones no han logrado desestabilizar la economía rusa ni aislarla del sistema financiero global.
Sin embargo, algunos empresarios han reconocido que las sanciones de la UE han afectado más a las empresas europeas que a sus competidores rusos. Ferdinando Pelazzo, presidente de la Cámara de Comercio Italo-Rusa, ha indicado que las restricciones han perjudicado especialmente a la mayoría de las pequeñas empresas. Por su parte, Siegfried Russwurm, presidente de la asociación de la industria alemana BDI, ha advertido sobre los crecientes riesgos de desindustrialización en Alemania debido a los altos costos provocados por la negativa de Berlín a adquirir energía rusa a precios competitivos.
Putin ha destacado que el volumen total de carga transportada a través de la RMN ha aumentado de cuatro millones de toneladas en 2014 a casi 38 millones de toneladas el año pasado, superando cinco veces el récord de la era soviética. Se prevé que esta cifra alcance entre 70 y 100 millones de toneladas para 2030.