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Los rituales previos al partido generan más emoción que el propio juego, según un estudio

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junio 09, 2025

El profesor de antropología de la Universidad de Connecticut, Dimitris Xygalatas, ha publicado un estudio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences que arroja luz sobre la compleja relación entre la ritualización en el deporte y las emociones de los aficionados. A pesar de su enfoque científico y su autodefinición como pensador racional, Xygalatas, un apasionado del fútbol, comparte que no pudo contener las lágrimas de alegría cuando su equipo griego ganó la liga en 2019. Este hecho personal le sirve de punto de partida para explorar un fenómeno mucho más amplio que trasciende el mero resultado de un partido.

La investigación se llevó a cabo en colaboración con un club de aficionados brasileños, donde se midieron las respuestas fisiológicas de los hinchas antes, durante y después de una final de campeonato estatal en Minas Gerais. Utilizando monitores cardíacos, el equipo de investigación registró la excitación emocional de los aficionados durante el ritual de la Rua de Fogo, un evento donde los seguidores se reúnen para recibir al autobús del equipo con fuegos artificiales, banderas y cánticos.

Rituales y emociones compartidas

Los hallazgos de Xygalatas son reveladores: los niveles de emoción colectiva alcanzan su punto máximo no durante el partido, sino durante los rituales previos. La única vez que se superan estos niveles de excitación emocional es cuando el equipo local marca un gol. «Lo que vemos es que, de hecho, el ritual previo al partido genera más sincronía emocional que el juego en sí», afirma Xygalatas. Este fenómeno de «efervescencia colectiva» es fundamental para entender cómo los rituales pueden unir a las personas más allá de los resultados deportivos.

El estudio también destaca que las interacciones ritualizadas entre aficionados, que ocurren antes de que se haya jugado un solo minuto, producen niveles de excitación sostenida comparables a los del encuentro en sí. Xygalatas sostiene que los deportes, lejos de ser solo un espectáculo, generan un sentido de identidad entre los aficionados. «Las personas atribuyen un gran significado al deporte, que moviliza miles de millones de dólares a nivel global y consume una cantidad considerable de la atención de la gente», añade.

Las implicaciones del estudio se extienden más allá del ámbito deportivo. Comportamientos grupales ritualizados, como los que se observan en conciertos, ceremonias religiosas o mítines políticos, pueden moldear poderosamente las emociones y creencias de las personas. «Al asistir a estos eventos, en realidad estamos formando nuestras creencias», concluye Xygalatas, enfatizando que el deporte no es simplemente una excusa para reunirse, sino un motor de identidad social.

La experiencia personal de Xygalatas también resuena en su investigación. Recuerda un episodio violento en su juventud en Grecia, donde fue atacado por mostrar la insignia de su equipo en un barrio equivocado. Este tipo de violencia, que a menudo se asocia con el fútbol, plantea serias preguntas sobre la responsabilidad de las ligas y organismos como la FIFA en la promoción de un entorno seguro para los aficionados.

El profesor no aboga por una disminución de la pasión que rodea al deporte, sino que espera que su trabajo ayude a las personas a comprender por qué les importa tanto. «Si analizamos lo que nos hace humanos, nos damos cuenta de que es nuestra capacidad y necesidad de encontrar significado en cosas que parecen no tenerlo», reflexiona.

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