Estrenamos 2020 y el nuevo año trae normalmente consigo una larga retahíla de buenos propósitos. Pero rara vez somos capaces de llevar a buen término más de uno solo. Hoy te proponemos uno muy útil si quieres darle un nuevo enfoque a tus finanzas: operar en los mercados financieros con contratos por diferencias.
Una década dorada para las nuevas operativas financieras
Puede decirse que la década que acabamos de terminar ha supuesto la consolidación definitiva de novedosas maneras de operar en los mercados financieros de nuestros días, gracias al auge imparable de las nuevas tecnologías. La popularización de plataformas de trading social, que permiten que los inversores minoristas puedan copiar a inversores expertos a cambio de abonar una comisión reducida y beneficiarse de su experiencia o la democratización cada vez mayor de vehículos de inversión como los contratos por diferencias (los CFD, por sus siglas en inglés) han cambiado para siempre el panorama inversor tanto a nivel nacional como internacional. Hoy vamos a centrarnos en esto último, los populares CFD.
Los CFD, una herramienta de inversión moderna y versátil
Los CFD o contratos por diferencias les brindan a los inversores minoristas la ocasión de beneficiarse de los movimientos en las cotizaciones de prácticamente cualquier tipo de activo financiero (acciones de empresas, materias primas, criptomonedas, etc.) sin tener que poseer el activo subyacente. Es decir, podemos, por ejemplo, beneficiarnos de los movimientos en el precio del oro o del petróleo sin necesidad de adquirir lingotes o barriles. Por este motivo se han convertido en una de las herramientas de inversión preferidas de los inversores que hacen su operativa en la red.
Cabe destacar que son un producto de inversión apalancado. Esto quiere decir que a la hora de operar tendremos la posibilidad de iniciar una posición por una cuantía mayor que el capital disponible en nuestra cuenta operativa. La magia de los contratos por diferencias es que bastará con que tengamos un capital mínimo exigido por nuestra plataforma de inversión para poder utilizar este instrumento de inversión. Podría decirse que el apalancamiento de los CFD equivale a un dinero prestado a un interés muy bajo por parte de nuestro bróker. Esto nos da la posibilidad de aumentar exponencialmente ganancias y pérdidas, por lo que se trata de una poderosa arma de doble filo que debe utilizarse con prudencia.
Para aprovechar al máximo las posibilidades que nos ofrecen los CFD, nada mejor que armar una estrategia de gestión de riesgos óptima. Por ejemplo, podemos imponernos cerrar paulatinamente aquellas operaciones en verde para ir acumulando ganancias que vayan aumentando nuestro capital disponible gracias a las bondades del interés compuesto. Suele ser mejor opción que tratar de perseguir una operación que nos solucione la vida… que puede llevarnos a la bancarrota si no gestionamos bien los riesgos.
En conclusión, la operativa con contratos por diferencias es una de las grandes revoluciones digitales de la última década, gracias a su consolidación definitiva entre los inversores minoristas. Y todo apunta a que esta nueva década seguirá siendo una de las más populares, gracias a su versatilidad y disponibilidad.