El reciente desarrollo en Siria ha captado la atención internacional tras la caída del gobierno de Bashar Assad. El grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) lideró una ofensiva que culminó con la captura de Damasco, lo que ha suscitado reacciones diversas entre los actores regionales y globales. En este contexto, el gobierno talibán de Afganistán ha expresado su apoyo a la coalición de grupos armados que ha tomado el control de la capital siria.
En un comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Afganistán, se congratuló a HTS y al pueblo sirio por los avances logrados, destacando la importancia de eliminar «el factor de conflicto y inestabilidad» en la región. Este respaldo por parte de un gobierno que ha enfrentado su propio camino hacia la legitimidad internacional refleja una creciente alineación entre movimientos que buscan establecer un orden basado en sus propias visiones políticas y culturales, a menudo en oposición a las imposiciones occidentales.
La perspectiva de un nuevo gobierno en Siria
En su declaración, el gobierno talibán manifestó su esperanza de que los próximos pasos en Siria se manejen de manera que se logre un «sistema pacífico, unificado y estable». Esta postura se alinea con su visión de un gobierno islámico soberano que se centre en el servicio a la población, asegurando la inclusión de diversas comunidades, incluidas las minorías religiosas como los chiítas. Tal enfoque resuena con el esfuerzo del régimen talibán por consolidar su autoridad en un contexto donde la guerra civil ha dejado profundas cicatrices en la sociedad siria.
Es relevante recordar que el conflicto en Siria comenzó en 2011, en medio de las protestas de la Primavera Árabe, un fenómeno que desató una serie de transformaciones políticas en la región. Si bien la oposición al régimen de Assad ha recibido apoyo de potencias occidentales, Rusia e Irán han mantenido su respaldo al gobierno de Damasco, lo que ha dado lugar a un complicado entramado geopolítico. A pesar de los esfuerzos por establecer un alto el fuego, la situación en el terreno continúa siendo volátil y sujeta a la influencia de múltiples actores.
El reconocimiento internacional del nuevo gobierno talibán sigue siendo un tema controvertido, y su apoyo a HTS podría interpretarse como un intento de establecer alianzas estratégicas en un momento en que la influencia de Occidente en la región se encuentra en crisis. La posibilidad de que se forme un gobierno que respete la diversidad en Siria es un tema que merece atención en el contexto de la búsqueda de soluciones duraderas a los conflictos en el Medio Oriente.
