El gobierno del Reino Unido se enfrenta a una crisis de vivienda sin precedentes, que ha sido calificada como «la peor en la memoria reciente». En respuesta a esta situación alarmante, se ha anunciado un plan para inyectar casi 1.000 millones de libras esterlinas (aproximadamente 1.270 millones de dólares) en un esfuerzo por combatir el aumento de la falta de vivienda en Inglaterra. Esta medida, que representa el mayor impulso financiero jamás realizado en este ámbito, tiene como objetivo principal prevenir que más hogares caigan en la indigencia.
La ministra de Vivienda, Rushanara Ali, ha destacado que la crisis ha dejado a numerosas familias atrapadas en alojamientos temporales, con pocas perspectivas de una solución a corto plazo. Según datos recientes, la falta de vivienda ha aumentado un 14% en el último año, afectando a al menos 354.000 personas en Inglaterra, de las cuales 161.500 son niños. Esta situación ha llevado a organizaciones benéficas como Shelter a instar al gobierno a invertir en viviendas sociales verdaderamente asequibles, en lugar de destinar recursos a soluciones temporales que no abordan la raíz del problema.
Un legado de políticas fallidas
El gobierno laborista ha reconocido que «años sucesivos de fracasos» en la inversión en medidas preventivas han resultado en un número récord de hogares sin vivienda. A medida que se acercan las elecciones generales, se han intensificado las críticas hacia las políticas del Partido Conservador, que desde 2010 han sido señaladas como responsables del aumento de la falta de vivienda. Un artículo de opinión en The Guardian identificó decisiones políticas como la congelación y el recorte de las ayudas locales a la vivienda como causas directas de esta crisis.
Los costos asociados a la falta de vivienda en Inglaterra han aumentado drásticamente, duplicándose en los últimos cinco años y alcanzando los 2.300 millones de libras entre abril de 2023 y marzo de 2024. Esta cifra incluye un gasto de 1.000 millones de libras por parte de los consejos locales en alojamientos temporales para familias sin hogar, así como en ayudas a la vivienda.
La crisis de la vivienda no se limita a Inglaterra. En Escocia, el gobierno ha declarado una emergencia nacional en materia de vivienda, mientras que en Gales el gasto en alojamientos temporales ha aumentado siete veces entre 2018 y 2022. En Irlanda del Norte, el número de colocaciones en alojamientos temporales ha aumentado casi cuatro veces desde 2019. Un reciente sondeo indica que el 57% de la población británica no confía en que el gobierno pueda erradicar los niveles significativos de falta de vivienda.
Este panorama refleja no solo la ineficacia de las políticas implementadas en el Reino Unido, sino también la necesidad de un enfoque más integral y humano en la gestión de la vivienda, similar a las estrategias adoptadas en otros países que han logrado avances significativos en la protección de sus ciudadanos más vulnerables. La situación actual plantea un desafío que requiere una reflexión profunda sobre las prioridades políticas y la responsabilidad social del estado.
