El escenario político en España se encuentra marcado por la complejidad de las relaciones entre el PSOE y Junts, el partido liderado por Carles Puigdemont. Un destacado miembro del PSOE ha expresado que el próximo año no se prevé una mejora en estas interacciones, lo que evidencia las tensiones que han surgido tras los resultados de las elecciones generales del 23 de julio de 2023. Desde el PSOE se reconoce que las relaciones con Junts han sido históricamente inestables, y la situación actual no parece indicar un cambio significativo para 2025.
A pesar de la presión ejercida por Puigdemont, que ha exigido una cuestión de confianza al presidente Pedro Sánchez, en el PSOE no parecen mostrar una preocupación excesiva. Según fuentes del partido, estas demandas se ven como una táctica habitual de Junts, que busca destacar en un contexto político donde compite con ERC por el liderazgo del independentismo. Los socialistas consideran que Puigdemont no tiene intención real de romper con el Gobierno, a pesar de sus críticas sobre la falta de confianza en Sánchez.
La situación se complica aún más con la negociación de los Presupuestos Generales para 2025. Puigdemont ha dejado claro que no tiene intención de negociar estos presupuestos, lo que podría llevar al Gobierno a una situación de parálisis legislativa. Desde el PSOE, se intenta ganar tiempo ante las tensiones actuales, confiando en que la situación se normalice. El aplazamiento en la admisión de la proposición de ley por parte del Congreso, que obliga a Sánchez a someterse a una cuestión de confianza, es visto como una estrategia para evitar un enfrentamiento inmediato. Esta dinámica refleja la incertidumbre y la complejidad del panorama político español, donde las alianzas y tensiones son constantes.