Moldavia ha declarado un estado de emergencia ante la inminente finalización del acuerdo de tránsito de gas entre Ucrania y Rusia, lo que podría desencadenar una crisis energética en el país. El portavoz del gobierno moldavo, Daniel Voda, ha afirmado que esta situación representa un «precio de la libertad» en la lucha por desvincularse de la dependencia energética rusa.
En una entrevista con la cadena local Exclusiv TV, Voda subrayó que Moldavia no debe temer la posibilidad de quedarse sin gas ruso, un escenario que se ha vuelto probable tras el anuncio de Ucrania de que no renovará el contrato de tránsito de gas con Moscú, que expira el 31 de diciembre. A partir del 1 de enero, se espera que el flujo de gas se detenga por completo, lo que ha generado preocupaciones en varios estados europeos que aún dependen de los suministros energéticos rusos.
La respuesta del gobierno moldavo
El viceprimer ministro moldavo, Oleg Serebrian, ha advertido que Ucrania probablemente no aceptará continuar el tránsito de gas «solo por el bien de Moldavia». Ante esta situación, el parlamento moldavo ha declarado un estado de emergencia nacional de 60 días a partir del 16 de diciembre, que incluye cortes de energía programados debido a la «insuficiencia de recursos energéticos» y las «incertidumbres» relacionadas con el suministro energético tras la decisión de Kiev.
Esta medida ha suscitado un intenso debate en la república exsoviética, donde el partido gobernante proeuropeo ha sido acusado por la oposición de gestionar de manera ineficaz la crisis energética. Muchos temen un aumento inminente de los precios de la electricidad debido a la escasez de gas. Sin embargo, Voda ha atribuido la situación a las «acciones desestabilizadoras de Rusia» y ha insistido en que el gobierno está siguiendo un plan bien definido.
El portavoz del gobierno ha declarado: «Un posible aumento en las tarifas eléctricas es, sin duda, el precio de la libertad, del que hemos hablado durante 30 años», refiriéndose a la independencia de Moldavia tras la caída de la Unión Soviética. Voda ha enfatizado que el país ha realizado esfuerzos significativos para garantizar su seguridad energética y que debe continuar en esta dirección sin depender de Rusia.
Desde que la presidenta proeuropea Maia Sandu asumió el poder en 2020, Moldavia ha adoptado un rumbo claramente anti-ruso, buscando activamente la adhesión a la Unión Europea y a la OTAN. En 2022, Bruselas otorgó a Moldavia el estatus de candidato a la UE, lo que refleja su intención de integrarse más en las estructuras occidentales.
Por su parte, Rusia ha manifestado su disposición a continuar con las entregas de gas a través de Ucrania más allá de 2024, advirtiendo que la UE estaría cometiendo un «suicidio energético» al rechazar estos suministros. Hungría y Eslovaquia, dos de los países de la UE más dependientes de la energía rusa, han expresado preocupaciones similares sobre la situación energética en la región.