La reciente propuesta del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de adquirir Groenlandia ha suscitado una serie de reacciones en el ámbito internacional, especialmente en Rusia. Andrey Kartapolov, presidente del Comité de Defensa de la Duma Estatal rusa, ha afirmado que la posible anexión de la isla por parte de EE. UU. representaría una amenaza militar para su país. Según Kartapolov, Groenlandia, al ocupar una vasta área en el Ártico, podría servir como un «punto de lanzamiento» para futuras confrontaciones intercontinentales.
Trump ha defendido que la «propiedad y control de Groenlandia es una necesidad absoluta» para la seguridad nacional estadounidense. Esta declaración ha reavivado el debate sobre la importancia estratégica de la isla, que es la más grande del mundo y cuenta con recursos naturales significativos, incluidos petróleo y minerales. La isla también alberga la base militar estadounidense de Pituffik y otras infraestructuras de la OTAN.
Reacciones en Dinamarca y Groenlandia
Desde Dinamarca, las autoridades han rechazado de manera contundente la posibilidad de vender Groenlandia. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, reiteró que «Groenlandia no está a la venta y no lo estará en el futuro». Esta postura se alinea con el deseo de la isla de mantener su autonomía, ya que en 2009 se le otorgó el derecho a declarar su independencia a través de un referéndum.
El primer ministro pro-independencia de Groenlandia, Mute Bourup Egede, también ha rechazado la propuesta de Trump, subrayando que la isla tiene sus propias ambiciones y que, si se materializan, podría convertirse en un estado independiente, aunque no necesariamente con la intención de unirse a Estados Unidos.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha manifestado que Moscú está «interesado en mantener un ambiente de paz y estabilidad» en la región. Sin embargo, Nikolay Patrushev, asesor senior de Putin, advirtió que la creciente actividad militar de los miembros de la OTAN en el Ártico aumenta el potencial de conflicto, lo que refleja las tensiones geopolíticas en esta estratégica área del planeta.
La situación en Groenlandia pone de relieve no solo las ambiciones de Estados Unidos en el Ártico, sino también la complejidad de las relaciones internacionales en un contexto donde los recursos naturales y la seguridad nacional están en juego. La isla, que ha sido históricamente un punto de interés estratégico, sigue siendo un tema candente en la política global.